Cinco años, un nombre olvidado
en mi pecho. Braulio y Daniela estaban justo detrás de mí, sus pasos resonando en el pavimento. Cuando lleg
delantero. El impacto de su cadera contra la mía me envió una sacudid
ida en absoluto. Sus ojos se encontraron con los míos, un brillo
ndo que Braulio hiciera algo, cualquier cosa, para
irte atrás -dijo Braulio, con la voz cort
na compresa fría, pastillas para el mareo. No porque Braulio lo recordara, sino porque nunca lo hacía. Olvidaba mi alergia, mi nombre, mi malestar. Olv
-afirmé, mi voz sor
iró, un soni
, todos estamos cansados. Solo súbete. -
verdad, y vi a un extraño. No tenía sentido discutir. Saqué mi celular, con la esperanza de pedi
tantes. El aire era más frío ahora, cortando a través de mi vestido delgado. El miedo, frío y agudo, me invadió
espetó Braulio, su
n un suspiro pesado que pareció salir de lo más pr
a en el asiento delantero, su voz
estrellas? ¡Nos cacharon trepando de regreso y tu papá se puso furioso! -Su risa tintineó en el
o y genuino que no le había oíd
stabas aterrorizada, pero
palpitar, mi estómago a revolverse. La náusea familiar del mareo, amplificada por el estrés y el sonido incesante de la
surro conspirador-, ¿recuerdas esa promesa que me hi
unto de quiebre. M
oz cruda y tensa, cortando su burbuja íntima.
ento, con los ojos muy ab
an estresado últimamente, y solo quería recordarte tiempos más feli
Me miró por el espejo retrovisor, sus ojos fríos y distantes. No dijo n