Mi cumpleaños, su cruel traición
ier
hace meses, sonaba alegre, casi burlona. Era un marcado contraste con la actitud gélida que me había mostrado en el pasillo d
e rogaba a mí. Pero la idea de ella, tan fría, tan distante, alejándose de mí, de nosotros, er
rría, tratando de averiguar la hora de su cita. Siempre había sido tan particular con su horario. Puse el auto en reversa
dos dispersos, perdidos en sus propios mundos, mirando sus teléfonos o hojeando revistas. Era casi... privado
mismo ramo de flores. Parecía más pequeña, más frágil de lo que recordaba del pasillo. Se me
mortiguados por la suave alfombra. -Alina
e segundo antes de cerrarse, volviéndose inexpresivos de
ces antes. -Sabía que todavía estabas aquí -dije, tratando de usar un tono casual y tranquilizad
e "hagas entrar en razón", Javier. Y ciertamente no estoy aquí porque
, es solo trabajo. Actuación de método. -Vi sus ojos entrecerrarse, un destello del viejo fuego-. Solo estás celosa, nena. Pasa. Pero no tienes que romper
muy importante, Javier. Nada que ver contigo o con tu... coprotagonis
ros? ¿Qué podría ser tan urgente como para que decidas romper conmigo por mensaje de texto y luego te niegues a conte
sonó desde un altavoz cercano. "
rador de recepción. Su nombre estaba allí, brillando en letras
leaba. ¿Psiquiatr
es todavía en la mano. Empezó a
Qué es esto? ¿Qué está pasando? -Mi voz era áspera por un miedo repentino y genuino. La ira, la frustración, todo
ón? ¿Dolor? No podía decirlo. Solo sabía, instintivamente, que esto era mucho más serio que uno de sus "ep
desesperada ahora-. ¿Qué pas
abrió. Se soltó la muñeca, se deslizó adentro y cerró la puerta firmemente detrás de ella.
sensación de que acababa de perder lo