Atrapado por el amor, desatado por la venganza
sta de Abri
l de ellos. Su triunfo. Su amor retorcido. Y ya me había cansado de ser la víctima.
labras. Él intentó, un par de veces, hablar de la escuela, de sus planes. Lo ignoré, mi mirada fija en el paisaje que
lo entendí. El lugar cuidadosamente elegido, la música romántica, la elegancia si
Mis labios se torcieron en una sonrisa amarga y sin humor. Habían usado a Kael como cebo, una excusa patética para atr
sobre mí, la invitada no deseada, el fantasma regresado de la tumba. Los susurros habían comenzado
elante, su mano todavía aferrada a la de Eduardo.
s años. -Sus ojos se dirigieron a Eduardo, luego de vuelta a mí, una advertencia silenciosa-. Pero esta es la noche de Kael. Y Eduardo y y
enmascarado de vergüenz
os hemos seguido adelante. Por favor, no hagas una escen
Mis ojos ardieron en los de Eduardo. No solo le hablaba a él. Le hablaba
Lo sabía. O al menos,
él, sus uñas clavándose en su manga. Me miró fijamente, su sonris
por Kael. Pero no arruinemos su día especial
pre el cobard
¿Después de todo? -Prácticamente me suplicó con la mirada-. Ha pas
decirlo que hacerlo cuando el pasado todavía respiraba, to
taba allí, su joven rostro grabado con una esperanza des
dible-. Solo di que lo sientes. Por todo.
ra, latió con un dolor sordo. Me estaba pidiendo que mintiera, que me rindiera, que ad
rga se extendió por mi
l silencio-. ¿Recuerdas el día en qu
entrecerrándose, un destello de miedo en sus profundidades. El murmullo educado de los invitados había cesado po