Rechazado por el Omega: El Arrepentimiento del Alfa
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las lobas, la prometida del Alfa Kael. Pero dentro
, vistiendo los colores que le gu
y lo vi con Lira, la huérfana
lla mientras se reía, diciéndole: "Elena es solo u
cos, pero el golpe fís
, el cable de seguridad se rompió. Ca
deando de dolor, vi a
acia
ara en su pecho, fingiendo terror.
susurrarle: "No morirá. Solo le e
otajeado la cuerda con plata, y estab
mor se incineró hasta
l Consejo, arrojé un grueso expediente sobr
etiro el suministro de plata de mi familia. Voy a ma
eta de la manada rival que estaba de pie en las sombras detrás de mí
ítu
e vista
ganaban en toda su vida. Las sábanas de seda se sentían como hielo líqu
o y envuelta en terciopelo, n
a Manada Luna de Sangre. Para el mundo exterior, era la envid
fondo de mi mente, una baja frecuencia de conciencia conectada. Pero cuando i
mi amor". Solo el silencio frío y du
za, mostrando el cuello en señal de sumisión, pero el gesto era hueco
pre
uno, mi Señora", dijo una, con los ojos fijos e
as", s
e que él odiaba. Me estaba moldeando en una estatua de perfección, esperan
e pisé el pasillo,
a
e pinos: abrumador, eléctrico, aterrador. Mi loba interior, generalm
palagosamente dulce. Como vainilla que
i
u "hermana", decían. Pero las hermanas no olían así: empalagosas, cargadas de
ajo hacia el comedor. El murmullo bajo de dos guerr
esta mañana? Pálida como
Alfa. Si no fuera porque los Ancianos insisten en la compatibilidad de linaje, Kael habría ma
ísico en el pecho. Se me cortó la respiración y
, pero no fue un gruñido de po
taba demostrar que esas
La puerta estaba entreabierta. No debería mirar. S
e la rendi
el reposabrazos, sus dedos enredados en su oscuro cabello. Le susurrab
re su muslo. Su pulgar trazaba círculos en su piel, peligrosame
ncia. "Ella es la pareja que los Ancianos eligieron. N
sonido bajo y oscuro que
rueles, Lira. Tú eres mi elección. Tú eres la luna
br
stro víncul
Mi loba interior no aulló esta vez. Gritó. Un sonid
re, pequeña. Encuentra
lo crujió bajo mi peso. Pero no me
vuelta
pulmones ardieron y
, mirando hacia la mansión que se ce
oche, mi voz temblorosa pero mis o