Su deseo, mi corazón moribundo
oz, sus uñas clavándose en mi carne. Sus ojos, usualmente tan calculadores, aho
o. Mi rostro estaba frío, mi
. No nos dará
Z
mejilla ardía, una sensación quemante se extendía por mi rostro
res una comp
frío amargo se filtró en mi corazón. Recordé otra vez,
ash
iestro. «Tengo pruebas», había ronroneado, «del amorío de tu madre. Un escá
te tu compromiso. A cambio, proporcionaré los fondo
familia a flote. Sus hombros, usualmente tan anchos y seguros, estaban ca
así fuera. Mi amor por él era absoluto. Asumiría cualquier d
igo. Dije cosas odiosas, cosas que lo herirían profundamente, alejándolo, haciéndole creer que
olvería a ver, no as
el Fla
buscó. «Celina», había dicho, con ojos amables, «entiendo la difícil posición
erca de Rodrigo, incluso si era bajo falsas pretensiones. Inici
stancial de la familia de Rodrigo. Era un arreglo, una trans
e había odiado desde entonces. Creía que yo había
r en mi abdomen recrudeciendo. Me tomé un analgésico, tragándolo
ces l
ubio captando la dura luz del hospital, estaba Karla
mirada, tratando de escapar, de evitar la confront
z, dulce pero af
echinando, pero seguí caminando. N
mi brazo. Sus ojos, usualmente tan amables, ahora tenían un brillo de t
ndo lentamente
z fría, un marcado contraste
urlona jugó e
nto cálido contra mi oído-. Ha estado aquí toda la noche, preoc
upuesto. Lo había sabido durante mucho tiempo. Pero escucharlo de ella
ra se resquebrajaría-. Entonces ustedes dos pueden
un sonido queb
da a él, solo para hacerte miserable. -Sus ojos brillaron con un destello
erca, su voz bajando
a te ha tocado? Me lo dijo
ubló. Estaba insinuando que había estado con Jav
, Karla! -gruñí, empujándola con una
por un fingido shock, se encontraron con los míos justo cuando llegaba al
sus ojos escaneando la escena. Vio a Karla en el suelo, su rostro pálido, sus labi
los míos, eran más fríos que el hiel