De manos de cirujano a fuego vengador
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nos aseguradas por millones de dólares. Mi esposo, Damián, era un aboga
as atropellarla y darse a la fuga. Luego, para silenciarme, hizo que los perr
ocente hermana al suicidio, y luego usó su destino para c
y a mi hermana. El hombre al que había jurado am
. Se equivocó. Solo había creado su propio monstruo, uno con una mente brilla
ítu
ista de Br
eurocirujana con manos aseguradas por millones de dó
la res
. Mi mano izquierda, o lo que quedaba de ella, palpitaba. El dolor era un tamborileo sordo y constante c
ilueta recortada contra la débil luz que se filtrab
me hizo creer en cuentos de hadas. Los mismos ojos que una vez me prometi
que me provocó un escalofrío. Era la sonrisa de un depredador, no de u
ilencio, plana y sin emoci
mente en la penumbra. El humo se enroscó a su alrededor, ocul
gritando. Los perros que me habían hecho esto, los feroces perros guardianes de su familia, todavía caminaban en sus jaulas, sus gruñid
bía estado atormentando mis horas de vigilia, un sonido qu
y desesperado. Fa
su culpa. Podía oír sus gritos ahogados a través de la delg
aro de humo que se disolvió en el aire viciado. Me observó, m
tor de reputaciones, que había amenaz
uscando respuestas, cualquier
oz ahogada, las palabras crudas y dol
y sin humor que resonó
s por qu
ra calada
taba borracha. Atropelló a tu madre y la
e la llamada telefónica, la noticia que destrozó
ados -dije, mi voz apenas un susu
. Damián, el poderoso abogado corporativo, había usado sus conexiones, su dinero, su influencia, para asegurarse de que Karla, su amante secreta, s
tidad, arrancada de mí. Citaban una vaga "pérdida de prestigio profesional". Obra
o un aneurisma repentino y severo. Una cirugía compleja y potencialmente m
a una d
n -escupí, las palabras
te se encogi
. O el video de Fabiola, que ya se ha vuelt
ente hermana universitaria, estaba siendo amenazada. Su vida ya estaba destruida por su malicio
de la mugre en mi cara. Mi madre se había ido. Mi carrera hab
sado. El hombre al que había amado. El ho
n el que me casé. Este era u
promesa que una amenaza. Incluso para mis
e dientes, un sonido que
du
se, sus pasos resonando
io arrancado de mis entrañas-. ¿Qué clase
omento fugaz, contuvieron un destello de algo que no pude descifrar del t
quiere, Brenda -dijo, su vo
él, sumergiéndome de nuevo en la oscuridad sofocante, dejándome