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Jaque al rey: El regreso

Jaque al rey: El regreso

Autor: DaniM
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Capítulo 1 El Rey Ciego

Palabras:1590    |    Actualizado en: 11/12/2025

dos de la Torre Cruz, brillaba con la

a y dos años, fundador de Vanguard Tech, portada de la revista Forbes por segundo año consecutivo y, lo más importante, un hombre perdidamente enamo

mo, con una sonrisa estúpida que no

ana por la mañana. Pero Damián había movido cielo, tierra y dos jets privados para llegar doce horas antes. Era su tercer aniversario. Quería ver la cara de Sofía

es de la ciudad que se filtraban a través de los ventanales de piso a techo. Había

ndo hacer ruido. Caminó sobre la alfombra persa, aflojá

urró, pero na

o, a medio terminar, reposaba sobre la mesa de centro de cristal. Al lado, otra copa. Vacía. Y

ero y mano derecha, era su hermano en todo menos en sangre. Se conocían desde que compartían fideos instantáneos e

abía a

cuero blanco. Damián se detuvo. Conocía esa chaqueta. Él mismo se la había regal

cerebro racional intentó silenciar de inmediato. «Están celebrando el cierre d

casa no se sentía festi

cutiendo estrategias de negocio. Era una risa. La risa de Sofía. Una risa suave, gutural, íntima. Esa risa que él creía que

gundo. La caja de terciopelo en su bolsillo

rta de roble

seda egipcia, las que habían comprado juntos en su luna de miel, estaban enredadas en el

desnudos. Y Claudio. Su mejor amigo. Su socio. El padrino de su boda. Claudio estaba s

s oídos de Damián fue ensordecedor, como si el c

-La voz le salió

na, sus ojos azules muy abiertos, no con arrepentimiento, sino con el terror de haber sido descubierta antes d

ración aún agitada-. Llegaste tempr

e faltaba el aire. Miró a su esposa, busc

a? -su

fue más doloroso que si le hubier

orosa pero fría-. Sabías que esto no funcionaba. Siempre estás viaja

a hervir bajo el shock-. ¡Te acabo de comprar un jodido d

los pantalones con una indiferencia insultante-. Siempre has sido el genio, el visionario, el

do los puños hasta que los nudillos se p

detuvo a unos metros, con una sonrisa torcida-. Pero no te preo

tensa del apartamento. No sonaban lejos, en la calle. S

acia la puert

policía? -preg

revisando la hora en su reloj de oro-. Tienen una orden de arresto, Damián. Fraude masivo. Des

incapaz de proc

ás hablando?

ano buscó la de él, entrelazando sus dedos. Esa imagen terminó de romper a Damián-. Están a tu nombre, cariño. Tus firmas digitales están en todas las tran

audio había tenido últimamente. Los documentos que le había hecho firmar apresuradamente ent

una noche. Había sido una ejec

prensión cayendo sobre él como una losa

os -dijo Claudio, encogiéndose de h

licía entraron con las armas desenfundadas, seguidos por dos detect

uno de ellos-. ¡Mano

la cabeza en el hombro de Claudio, interpretando el papel de la esposa devastada por los crímenes de

nó el oficial, em

al apretándose alrededor de sus muñecas. El dolor físico fue ag

ra sacarlo de su propio hogar, Damián

acia Damián, una despedida burlona al hombre que había sido. Sofía ni siquiera lo miró; ya estaba revisando su te

puerta del edificio, cegándolo. Claudio también había llamado a la prensa. Q

trulla, sintiendo cómo las lágrimas de rabia e impotenc

patrulla policial, con su vida hecha pedazo

omenzó a tomar forma, fría y dura como el acero. No volvería a se

Sofía desearían habe

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