La reina de hielo
. Los hashtags sobre la rueda de prensa y la indirecta hacia su ex esposo y Laura estaban siendo compartidos millones de veces. Cada minuto que pasaba, su imagen se consolidaba como la nueva cara d
incipal traidor. Y aunque su caída ya había comenzado, Victoria sabía que el golpe final solo llegaría cuando él se diera cuent
minaba por la acera, su paso seguro, su mente decidida. A medida que se acercaba al restaurante exclusivo donde había quedado con Gabriel, sentía una extraña mezcla de calma y tensión. El p
aba tranquilo, casi demasiado. Ninguna de las mesas cercanas estaba ocupada, lo que les daba la priva
cargado de una simpatía contenida. La forma en que la observaba era algo más
ra, mirando de frente a Gabriel, pero si
ondió Victoria, su tono firme, con esa seguridad
en su mente, algo que no se atrevía a verbalizar. Pero esa noche, Victoria tenía claro lo que i
e para recuperar lo que perdió. Ha estado hablando con inversores clave, intentando revivir su marca. Pero eso no es lo que me preocupa. Lo
que había algo más detrás de sus palabras, alg
, sabiendo que en la respuesta de Victoria encon
ia adelante, su voz aho
r la misma táctica que usó conmigo. Pero esta vez, no lo voy a hacer en público. No lo har
entendía perfectamente lo que estaba diciendo. No solo se refería a un ataque empres
e jueguen sucio de nuevo. Tienes que tener en cuenta q
ldad que no tenía nada que e
ica que no pueda hacerlo. Estoy dispuesta a jug
Fénix, pero la guerra personal que estaba librando con su ex esposo ocupaba ahora un lugar mucho más prominente e
principal. Aunque había traicionado su confianza, su lealtad hacia Andrés la había llevado a una posición vulnerable. Victoria sabía que si cons
ban anualmente. Los dos estaban presentes, rodeados de sus aliados y de medios de comunicaci
ue su presencia allí no pasaría desapercibida, y menos aún cuando las cámaras la captaron entrando. Pero no se trataba de ser vista. Se
ona. Laura. Finalmente la vio, sentada junto a Andrés, riendo y conversando con ot
piendo la conversación sin el menor remordimien
n tono de incomodidad evidente en su voz. Podía
do cómo Laura intentaba disimular su incomodidad-. ¿Sabes? Hace poco me enteré d
as palabras de Victoria. En ese momento, Andrés
a -dijo Andrés, su voz grave, pero
lugar de eso, se acercó un poco más a Laura, baj
el juego está cambiando, y no serás capaz de verlo venir. Tú s
bía estado esperando: el miedo. El miedo de perderlo todo, incluso su posición de p
su mente trabajando a mil por hora. Laura no tardaría en caer, y cuand
o o poder. Era una cuestión de control absolu