De la Renegada a la Reina del Alfa Supremo
de S
cientemente pesado como para aplastar huesos
ntra el mármol frío. Hailey sollozaba en sus manos, su m
lanqueado por dos de los Guardias de las Sombras de élite de Ryder. Era el Sana
haciendo una reverencia profun
denó Ryder, se
manos temblaban tanto que apen
s observaba cada movimiento del Sanador, su pequeño cuerp
e suavemente. Extendí mi mano b
s de mí: el toque eléctrico del Vínc
inclinó hacia mi toque. Cerr
los tonos duales de hombre y lobo-. Mi lobo qui
surré-. Pe
de lobos poderosos todavía temblaban
-dije-. Ahora deja que
ó ligeramente, volviendo a un avellana human
-ladró a l
ación. Pero August permaneció de rodillas, mirando al suelo, el s
frenéticamente. Se sentó, jalándome a su regazo sin dudarlo. Mantuvo mi man
on voz baja y mortal-