Demasiado tarde para el remordimiento del despiadado Don
vista de
vió a casa e
jando las consecuencias
para enterrar la evidencia y consolando a Mía entre
enta y dos ho
Nada que se extra
la primera edición de *El Gran Gatsby* que me regaló m
entilación detrás del clóset de invitados, atornillando
la habitación como si no hubiera sacado mi
una pesada funda de ropa sob
a de mi libro, aunque las palabras
programada para la próxima semana. Te
voy
ovió en un
en mi mandíbula con una fuerza que me dejó u
eirás y le agradecerás por salvar
ros un destello del hom
allí. Solo poses
dido -
de tortura disfrazada d
esa -mi lugar-, rodeada por los
na reina, relatando el "accidente" con un toque dramático, pintándose a
una exhibición íntima y resbala
de adormecer el dolor fantasma qu
las esposas, su voz arrastrada
bre el mantel blanco y almidonad
, se tambale
directamen
guntó Mía, sus ojos brilland
er
la mesa se ap
o a Dante? -preguntó Mía, inclinándose h
pa. Esperaba que dijera mi virginidad, mi lealtad inquebrantabl
te a los ojos, mi
o se lo he
antó una ceja oscura
ntió como una cuchilla entre mis labios-. Te voy a
que me refería a un Ferrari. O tal vez
acido, su ego sufic
raré con
té mi
regalos
vino de un
a li
e el regalo er
nvolviera, yo no serí