Contrato con el Ex que se fue
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h Pi
drillos rojos, y mi alma se estremeció mientras el
én me fuera posible ver la casa como una répl
r. Esta casa fue un infie
A pesar de mis luchas de los últimos años, no he podido brindarle una buena
pero no importa cuánto intenté evadirlo, acercarme a
rir si mi tonta elección result
an sonrisa y me arrodillé ante mi hija de tres años, cuyos ojos sie
o. Sus ojos se abrieron de par en par al co
s dedos. «Cinco min
S
que salir a trabajar durante horas. Mi angelito nunca debería tener que ser tan comprensiva. Un día de estos, si hace un berrinche, no me e
frente, adoré su pequeña sonrisa y
equipaje en el suelo frío y, agarrando firmemente la mano de Raya, cam
lí e
ierce,
bras llenas de satisfacción. Al entrar en la habitación, mi alma se preguntaba por
h
to. Necesito dejar de permit
zón acelerado me impidió dar un paso más. Así qu
que llenaba sus ojos. Sin moverse, me clavó la mirada, hizo lo mismo c
ara asegurarme de que no viera que sus palab
a. «Estás muert
peor. No me rendiré hasta que encuentre la manera de que mi
se daría cuenta de que este padre despreciaba profundamente a su hija. "¿Qué te hace pensar que tienes derecho a mudarte a mi casa? Te escapaste sin decir palabra y,
contra mis piernas, respiré hondo y
la sala, y curiosamente, la impaciencia en su voz sonora
giré la cabeza pa
h
rda
ía haber
stoy s
ndo. Incluso con su pelo engominado,
Nathaniel Storm aquí? ¿Qué h
e lo mirara. Además, mi mente no podía comprender por qué a Nathaniel no le molestaba mi presencia. No había n
breve presión de sus labios mientra
mar mortal de emociones en el que me estaba meti
jir el sofá de cuero mientras se reclinab
olté casi me dejó sin aliento. Si Raya no hubiera estado conmigo,
mis ojos era algo que Nathaniel podía ver. Así que, cuando me miró, me aseguré de conv
quilo. Permaneció en pa
rganta y me miró-. Sarah. -Parpadeé y aparté la mirada de mi ex-. Haga lo que quiera. Per
ignifica eso?" Volví a mirar a Nathaniel, y al ver que no r
está planeando casarse con mi hermana? ¿Qué sentido tiene e
unció el ceño, pensativo, mi
s el Sr. Tormenta. ¡¿Cómo te atreves a llamarlo por su nombre?! Espera. Nunca mencioné su nombre completo.
, igual que antes. El silencio de Nathaniel lo empeoraba todo. El Nathan
ré al suelo y traté de encon
ló con dureza la salida de la sala-. No salgas a menos q
hice lo que
a casa, ignoré la presencia de mi hermana que pasó