El regreso de la compañera rechazada

e vista

ré al hombre que tenía

reconfortante que tranquilizaba a las personas. Su hermoso rostro parecía haber

inquietó. Anhelaba acercarse

a él!", me gritó co

é su insistencia porque noté la

nseguida y, tambaleándome hasta la mesa, traté d

, agitando la mano con desdén. "La

bras y la actitud franca del hombre d

esconocido tenía la osadía de decir que era horrible.

que sonreía radiante entre la multitud. Dio un sorbo de vino y cont

illó brevemente sobre él, ilum

movía, y no pude evitar mirar su clavícu

eleró y no podía pe

, tratando de evaluarlo. "¿Le pediste

sa conclusión? Si yo no la hubiera rechazado, ella no se habría conformado con

había rechaza

onían aún más

era como derr

alcohol, me vol

a nariz en un fingido escrutinio. "

iró con los ojos entornad

retó contra la pared, con u

m..

. Su beso fue agresivo pero tierno, lo que

ácticamente me sostuvo. Con él tan cerca

r qué Hiedra esta

ultaba intensamente atractivo. No cabía

ances y, de forma inconsciente, l

i él sentía lo mismo que yo, pero no le di demasiadas vueltas porque el regusto agridu

cuándo me llevó de v

la luna entraba por las ventanas france

mueva

me desnudó y tiró mi abrigo al suelo. Como sostenía la copa de vino en la otra, le costó un

descarga eléctrica desde donde sus labios

instintivamente su esbelta cintura. Un deseo

aba, porque de repente aceleró el paso

río goteó sobre mi pecho, ha

Ah

ado el vino

ue silenciado por

ndo el aire de mis pulmones, y pude sentir

.. El vi

ión pegajosa del vino me incomodaba. No

rró en mi oído con voz ron

cho, abriéndose paso hasta mi vientre. Me frotó los senos con una mano y extendió la otra para quitar

luna, pude ver su pene. E

jos porque de repente pregunt

nta. En lugar de eso, susurré con v

o ten

agina, lo que me hizo jadear de sorpresa. Luego agarró su en

nos bajo mis nalgas. Antes de entrar,

Ah

poco. Él pareció darse cuenta también, pero no se detuvo. Al contrario, parecía muy exc

. Se sentía

ue entrara más. El extraño pla

merables veces: en el sofá, en la bañera y en la mesa. Lo hicimos tantas

te gusta", me susurró al oí

o. Guiada por él, me sentí como un pequeño bar