La sombra del amor, las lágrimas de un multimillonario
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eve veces, pero fue la última la
muy teatral, arrastrándonos a las dos a la alberca. Mi pesad
para pasar a mi la
voz, nítida y clara para que todos la
ilencio. Mi amor por é
na partida de póker de altas apuestas. La besó a ella fr
do en la habitación silenciosa. "Ella besa
cerca el tiempo suficiente para poner celosa a Eliana. Dale unas semanas.
orazón roto... todo era
p y solicité mi ingreso a una universidad en la Ciuda
ítu
vista d
la que me dejó ahogándome en una alberca resplandeciente mientra
e pudiéramos siquiera caminar. Javier "Javi" Montero, heredero del segundo al mando del Cártel de Monterrey,
temperamento se descontrolaba; él conocía la historia detrás de la cicatriz que atravesaba mi ceja, una marca
onclusión inevitable: ma
legó Catal
otra ciudad. El propio Don le encargó a Javi que cuidara de
la cabeza en mi regazo mientras yo trazaba la líne
uejas pron
fue una junta nocturna a la que faltó. "El coch
ada. "Su hermano se metió en pr
nardos, mis flores favoritas, su aroma llenando mi departamento. Pero pronto, las disculpas se volvieron d
con promesas de pánico, aplastándome contra su pecho y susurrando sobre el imperio que comandarí
de que yo estaba atada por la lealtad familiar, que nunca me iría de
ia. El aire estaba cargado de humo de puros y el aroma de perfumes caros. Capos y sicario
demasiado inocente para la mirada calculadora en sus ojos. La ob
atralmente- contra mí, su impulso arrast
enganchándose en el concreto áspero ante
rastraba hacia abajo. Me agité, jadeando, mis ojos fij
borrón mientras se zambullía tras Catalina, quien est
mi voz un graznido de
ncia. Sus palabras cortaron el ruido de la fies
a no es mi
oteo... todo se desvaneció. Solo quedaba el escozor del clor
e la hacienda Garza, algo dentro de mí se rompió. La
ré. No
gina de solicitud para una universidad en la Ciudad de México, una ciudad muy lejos de la esfera de infl
número y me desetiqueté de una década de recuerdos compartidos. Empaqu
na amenaza. E