Fortuna inesperada: El imperio oculto de mi esposo cotidiano
iendo la tensión que s
embargo, le dejó claro que ella había mali
ndo los botones de la camisa, cada movimie
eas definidas de su cuerpo mientras la tela caía, para revelar músculos lisos. Sus dedos
itaran. El calor subió por sus mejillas y su pulso latía con fuerza contra sus costillas. Se q
voz baja y sin prisa, murmuró: "Tú eres mi esposa". murmuró, con un toqu
eslizó por su piel, dejando su ló
olo porque estemos casados no significa que ya hayamos llegado a e
oca de Colton. Estaba claro que se d
u advertencia y se acercó todavía más, deja
ntímetro de ella convencida de que estaba a punto de reclamar su boc
sperantemente tranquila, atravesó el silenc
l aire se deshi
aparecía por la puerta, y un suspiro
ía estado pensand
oscaba mientras el agua caía en c
an al resbalar por su piel. Lo que había comenzado como un juego de seducción se ha
inundó el baño por un instante, hasta que su t
ó, con la voz aún
ro lado de la línea. "Eh...,
a diario, aunque familiar,
bajo y peligroso qu
os miembros principales de la familia Shaw, como pidió. Son cinco en total: la abuela, que
más... Adelina no es hija biológica de la pareja Sha
"hmmm" bajo e
uca a Jorge y una sospecha se apoderó de él. ¿Acaso
ente para casarse y, justo después, ordenó esta investigación. Jorge soltó sin más: "Señor Clark, espere... no me diga... ¡¿de ve
ta y controlada, presionando sus
lejos, su pecho subiendo y bajando con cada respiración constante
impecable albornoz blanco, recuperando su
profundamente dormida en el sofá, sus pestañas
rodeando su cuerpo, como si el agotamiento finalm
a transparente rozaba la piel lisa, ciñéndose a la
agaba con fuerza. Ese deseo inquieto que había intentado sofocar en la
éndose que solo iba a despert
rozaron el hombro, su mano salió disparada en sueño
os: "Por favor... no... no quiero casarme. No dejes
vo. ¿De qué demoni
se? ¿El tratamie