Fortuna inesperada: El imperio oculto de mi esposo cotidiano
s de Colton a través de
desgastadas y con manchas amarillas, se desconchaban por las esq
sencillos, pero cada superficie brillaba como si hubiera sido l
abuelo", señaló Colton,
lugar era pequeño, poseía una dignidad silenciosa
cejas de Adelina, sus ojos oscuros se vol
reguntó si ella lo
amientos pudieran asentarse. "Gracias por dejarme quedarme", m
mbra, ella casi vio al joven que él había sido: desaliñado y terco, abrié
ridad. "Eh... sí", respondió después de un momento, co
por la casa, su celular vibr
re que parpadeaba en la pantalla -Mig
a voz de Miguel desde el altavoz. "Mañana tienes una reunión con
ió en un instante. "Ya te dije que no voy a casarme con él", respondió con indiferencia. "¿Por qué organizaste e
ansado de su presencia hacía mucho tiempo, pero la había
us ojos, de repente no po
sa: "¿No vas a venir, eh? Niégate, y me aseguraré de que tu abuela dé s
no era otra que Dina Shaw, la mu
grave enfermedad cardíaca, Dina se
ndirse tan bajo como para quitarle la vida a su p
n su interior, sus ojos se enrojecieron y se llenaron de lágrimas. Sus dedos se c
voz rota, se rind
a llamada, su pulso s
miento de Dina, pero nada garantizaba que la Fa
e valor para enfrentarlos cara a cara y
da mientras agarraba el teléfono como si fuera un salvavi
sión a una calma practicada, escondiendo
cejas y presion
haló lentamente y respondió en voz baja: "No es
o matrimonio, pero la idea de explicar el matrimonio conc
hotel; no necesitaba ser arrast
tre sus cejas fruncidas y la línea rígida de
mpañe?", preguntó co
la cabeza rápidamente y lo empuj
to solo agudizó la pu
e se agitó bajo su piel. Con una respiración mesurada, se quitó la chaque
ver que su torso cincelado quedaba a la vista. Desvió la mirad