Me llamó cazafortunas, ahora no me deja en paz.
temblorosa: "Él te obligó a saltar, así que lo amarré en el lugar más alto
a por la cruda desesperación, despojó cualquier rastro
ó un poco más cerca. "Dime, ¿qué pudo hab
manos por el pelo y se meció en la silla, mientr
nar. Apagó la vela que parpadeaba, luego agarró
deó varias veces, con la co
caer sobre él, el color desapareció de
lgo malo, hay formas adecuadas y legales de hacer que pague. Incluso por el b
inar lo que h
ayce había destrozado el alma de Kayce, llevándolo más
l, Asher estaba de pie, absorbiendo c
sala no se parecía en nada a la esposa dócil y de
y peligrosa de una manera que lo inq
í, hipnotizar a un hombre
s pendientes lo trajeron de vuelta a la realidad. Se
illo, Escarlata ya había salido
ijo el oficial que había estado en
ón de cabeza, Escarlat
ía a paso firme y deliberado, hasta qu
otro qu
ro, tiempo suficiente para que Escarlata fo
ápice de emoción se agita
on frialdad, con voz uni
iares de su rostro, podría haber
corto, con el ceño fruncido. Las palabras salieron
e detenerse al darse cuenta de que el
ntes. "¿De verdad tengo que explicártelo? Lo que sea que fuéramos en e
cayó como un
a gestándose tras ellos. Sin previo aviso, la
armar un escándalo en los escalones de la co
. "¿Dónde has estado?", pre
emente frío como para parecer congelar el aire
todo rastro de sumisión. Ya no era la esp
o con calma, con los ojos fijos.
r la recorrió, du
sa que había conocido; en su lugar,
e incredulidad. "Has estado fingiendo todo este tiempo
vaba calidez, solo finalidad. "De ahora en adelante, cualquier camino que t
ontró con la de ella, y a
con silenciosa obediencia ah
e fuego en su mirada l
; cada respiración, cada escalofrío, le resultaban instintivamente familiares.
la, el deseo tensando su mandíbula. Antes de que la cont
rlata traicionó su determinación; músculo y me
ba con facilidad. La misma fuerza que una vez la
; el calor de su pecho presionando contra el s
aba el pecho con fría desesperación. Sintió como si algo
silenciosas y ardientes. Sin embargo, bajo su dolor,
rraron alrededor del cúter oculto. En un solo y decidid