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La Princesa de Mafia

Capítulo 4 4

Palabras:1080    |    Actualizado en: Hoy, a las 00:34

ué, tomándolo del brazo para evitar que mata

o que representaba el Boss en ese estado. El enojo de mi padre parecía aumentar con cada seg

spués de encargarme de él, sigo contigo. -Quitó el seguro de la Makarov con un chasquido

os, si mi padre no se sentía particularmente piadoso. ¿En qué demonios estaba pensando al acostarme con un guard

l arma con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos-. ¡Obligaste

xplicarle, con el corazón golpeando en mis

olcaste con este asqueroso! -gr

egándome a ver el baño de sangre que probablemente había provocado. No me consideraba una mujer miedosa -en el mundo donde crecí

Pak

a

pad

B

-su voz sonó más calmada,

pie, con la pistola apuntándole al rostro. La bala había p

-advirtió mi padre, con una serenidad qu

ia, sino esa oscuridad que precedía al cast

su funda. Me tranquilizó un poco saber que, al menos por ahora, nuestras vidas no

entía que el aire en la habitación se e

n la voz firme de quien ha

antes de pensarlo-. No puedes

reguntó con tono glacial-. Tendrás muchas más dificultades para convertirte en líder. Y po

nidad-. Cumpliré lo que ordene para restablecer el honor de Dom

un error glorioso, sí. La química entre nosotros fue innegable, pero eso no justificaba semeja

omiso lo más pronto posible. Y tam

stía poder en el mundo que pudiera cambiar su decisión. Bajé

ré afuera. -ordenó

". Alonzo estaba abrochándose la camisa, el cabello aún revuelto

iuda muy pronto. -

sita, como si mi am

erdo, en algún punto de la madrug

eé poder borrarlo de su memoria... y de la mía. Ese era el problema de hablar

recorriéndome, aunque cuando me giré, él fingía atarse los zapatos con la mayo

stodiaban la puerta, y tuve que contenerme para no gritarles que ano

ta. Ninguno dijo una palabra sobre Alonzo, lo cual me tr

ión. -empecé con voz firme-. Casarme con Alonzo es

ta que necesitaba. El Boss nunca reconsideraba nada. Mi madre siempr

con tono neutro, cruzando una pierna sobre la otra-. Tienen el presupuest

reció a lo lejos, imponente como siempre. Una figura nos esperaba en la entrada. Cuando el vehículo se detu

. -susurré p

madre no necesitaba gritar para destruirte: su decepción dolía más que cualquier bala.

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