La fuga de la amante sustituta del multimillonario
a El
a la entrada principal, sino a la discreta puerta lateral que conducía al
incipal. Salió, luciendo cansado pero concentrado, ya hablando por teléfono. Había
por la lluvia. Un destello de sorpresa, luego de irritación,
aquí? -preguntó,
e seguimiento -m
Estaba pálida, más delgada, con ojeras o
Te lleva
rotestar. La resis
cita. Conducía, sus nudillos blancos en el volante.
rme-. Le dan el alta hoy. La voy a mudar al
vuelto, sino que se mudaba. Toman
n -d
abra pareció desconcertarlo.
en? Estás.
de ser lo que él quisiera que fuera. Ahora que estaba
o, listas para atraparla si tropezaba. La acomodó en el sofá de la sala, ahuecando almohadas, trayéndole
mí, un destello de esa culp
enemos qu
a -dije, con
a preocupado por Candela, no estaba pensando con claridad. -Estab
storia con Candela es... complicad
se en una vieja herida. Responsable por ella. Oblig
ije, mi voz desprovista de infl
Esperaba lágrimas, acusaciones. No sabía c
fingida vino de
Br
e, corriendo a su la
a escuchar sus bajos murmullos desde la sala de estar, su voz
éndole su poesía favorita, arropándola en la cama principal por la noche mientras yo yacía despierta en una habitación
e a una reunión urgente
e. Se volvió hacia el personal de la casa-. Asegúrense de que la s
ró, su expr
No la
haré -p
nto estuvo en silencio
bía invitado a una docena de sus insípidas amigas de la alta sociedad a una fiesta de "recuperación"
ra real. Una pequeña y egoísta parte de mí quería dejarla estar, dejarla sufrir las consecuencias. Pero la
as esc
música -dije, mi voz apenas audible so
ruel que reconocí de las pági
ién es? ¿La
o mantiene -rió otra, empujándo
lpeando la esquina afilada de una mesa de consola de mármol. El mismo lugar cont
rrió el cráneo, y sentí un cálido
e detuvo ab
rano. Estaba allí, su rostro una nube de tormenta, observando l
s está pasand
la amiga de Candela me señaló con
gritando y empezó a la