La venganza de la mujer mafiosa: Desatando mi furia
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da esposa del Capo más temido de Monterrey y la hija consentida del Don
diversiones. En lugar de eso, lo encontré allí con su otra familia,
ecreto. Pero la traición definitiva no fue su aventura, sino ver la camioneta de mi propio padre estaci
o posando con mis padres, y registros que demostraban que mi padre había financiado todo el eng
en algo helado y letal. Yo era un f
no tiene nad
o, envié a un mensajero con mi regalo de despedida: una grabación de su traición. Mientras su
ítu
vista d
levarme al parque de diversiones por mi cumpleaños. Mintió. Lo encontré allí con su
cida de que era la heredera perdida y ahora adorada, finalmente segura en mi lugar. C
sto posesivo, casi distraído. Su pulgar acarició
mpleaños,
anta cálida sobre el espacio f
gestionando para el Cártel, una jugada calculada para hacerme ver como una incompetente frente a mi padre, el Don. Mis padres me d
n el centro, mi mejor amiga,
o si nada", dijo, revolviendo su latte con más fuer
ndiendo una historia que necesitab
n un mensaje esperanzado e infantil para Iván. *¿Todavía
a fue rápid
suntos del Cártel. Lo
ro esta vez, venía acompañado de algo afilad
Dani se en
convenientemente ocupado siempre, está escondiendo algo". Se inclinó hacia ade
el terreno fértil de mi
una reluciente torre de acero y cristal. La secretaria de Iván, una
Torre! Yo...
steniendo una bolsa de pape
rció la
Galería Reyes. En San Pedro.
a garganta. Un pavor helado, espeso y sof
arme a la galería, la vi. La camioneta blindada negra de mi
bían. Estaban
Iván y una sonrisa que era una copia perfecta y devastadora de la mía. Iván se reía, con una expres
alegría que resonó en el v
l parque de diversiones
iño que nunca usaba conmigo, se f
parque, campeón
Leo. Era el mis
con la mano en
pecha algo
fue un sonido
e ilusa. Se cree cad
ra exactamente el mismo gesto posesivo, casi
a estéril. "Adoptarían" a Leo. Lo convertirían en el único y legítimo heredero del linaje Garza-de la Torre. Mi
en mi mano. Un
en ti. T
le punzada; fue una fractura que partió mi alma en dos. No me rompió. No
auto e