El Fantasma del Sindicato: La Reina Olvidada del Don
vista d
sobre la dirección de Karla Montes. El latido del corazón de Elías, un golpeteo rítmico contra mi muñeca,
pájaro frenético atrapa
ió el silencio y me dio una sacudida. Provenía d
a. Los cajones estaban abiertos de par en par, su contenido desparramado por la alfombra. Una lámpara yacía des
un temblor bajo, tensa por la
n un chillido, se lanzó contra mí, sus pequeños p
un e
el suelo en un montón. Un grito agudo salió de s
omo si estuviera roto. "¡Me lastimaste! ¡Se lo v
mis manos
torturada por dos sonidos: los sollozos fabricados del niño de arriba y el latido
La Matriarca. Una mujer que parecía tallada en hielo glacial, cuyo rasgo definitorio era el
ubir las escaleras; vino directamente hacia mí, su rostro una másca
ran escalera y por el pasillo hasta la habitación de César. Karla ya estaba
mitación perfecta de pánico mientras pasaba un paño húmedo por la frent
a puerta, atrapada en el agarre de la Matriarca. Un dedo
gó", s
y teatral. "Estaba tan asustado.
jama, revelando un moretón oscuro y feo que florecía en su espinilla. Un moretón que nunca hab
za se giró hacia un lado, mi mejilla e
rro bajo y venenoso. "¿Te atreves a ponerle una m
puerta, observando la escena: su madre histérica, su amante angustiada, su hijo enfer
No hizo una sola pregunta. No buscó la verd
los dos guardias qu
brazos. No luché.
los oscuros terrenos de la propiedad hasta un pequeño edificio de piedra cerca
se, la cerradura rechinando al encajar. Estaba oscuro, y el frío fue
El goteo lento y
acumulándose alrededor de mis tobillos. Subía lentamente
me consumió. El frío, la oscuridad, el agua. Mis miedos más profun
ejé caer en la negrura hel