Amar al diablo del que todos intentaron escapar
ró a la manga con tal fuerza que sus nudillos se t
irme. "Señor Reynolds, estos niños también son suyos. ¿
an aún más suaves. Sus ojos almendrados bri
ncia de la juventud, ya la envolvía el t
ultaba un destello de terquedad, un desaf
ramente y sus ojos se entrecerraron
da en desdén. "Después de todos tus esfuerzos por meterte en mi cama, ¿ahora no solo demandas el tí
rostro de Liliana, pero alzó la barb
un plan mío. Había salido a celebrar con unos amigos y me equivoqué de habitación... Los n
sido producto de la trampa de otra per
anterior, pero había vivido sumida en un miedo cons
o dejaba lugar a dudas, y sus ojos, amplio
inio, Caleb se puso de pie, ocultánd
se desvió brevemente hacia el vientre de ella, y dijo con un tono cortante y frío: "Eso
tranquilos y sin prisa y luego se dio la vuelta, como si nada
jos claros no delataban ni el m
mantenido distante, sin participar
r de los casos, débil; nunca fue cruel, per
iños siempre se habían mostrado u
guía siendo
os crecieran con su presencia, que s
idía invertir en él, y ella esperaba
.
tima frase, Caleb se m
persuasión de María, Caleb la acom
e Caleb y el abogado que estaba a su lado. Su voz salió tranqu
señora Reynolds", le
bajó la
uno. Incluso cuando fue ella quien pidió
tímida e insegura de sí misma, pero se afe
ugueteando con Poseidón, levantó la cabeza y la clavó con la mirada
lentamente co
ó en sus labios y el destell
idad, "el matrimonio solo termina c
e un dedo y su tono teñido de algo más oscu
decir que espe
ón, pero no se inmutó. Esas palabras r
, y sus pestañas le r
solo terminaba
ado dispuesto a concederle e
del abogado la sacó de su estupor. Se tragó las preguntas y, enterrando