Su Traición, Mi Venganza Mafiosa
los pies de la amante embarazada de su hermano
eber familiar", obligándome a ver cómo priorizaba
ella robó y rompió a propósito
ofanación, mi esposo me golpe
ado al ponerle las manos encima a la
mba de mi madre que desataría una ven
da a mi padre, y la demoli
ítu
Ales
amante embarazada de su hermano muerto, supe que mi matrimonio
de los Villarreal, un fantasma en cada pasillo. Santino lo llevaba como una segunda piel, una capa de hielo sobre su ya frío comportamiento. Él era el Patrón de la familia Villarr
egó Valenti
re que apenas comenzaba a hincharse. Afirmó que el bebé era
. Simplemente anunció q
sus ojos oscuros sin revelar nada. Estaba de pie en nuestra enorme
na sola ceja, inquisitiva, una sutil desaprobación que Santino o
Alessia. Lleva a un Vi
a encontré. "La protección es una cosa, Santi
por la unidad familiar. L
posa del Patrón, fue degradado. Yo era un adorno
l de manipulación silenciosa. Era un fantasma en batas de seda, que
una toalla ceñida a las caderas, el agua goteando de su cabello negro sobre el pis
necesitar esto", murmuró
ecorrió. Era un gesto íntimo, d
eron las p
la noche, con la voz temblorosa. "Siento mucho molestarlo
de músculos moviéndose en la oscuridad, e iba con ella. Se ausent
poderoso de la ciudad, comenzó a agrietarse. Había renunciado a mi arte, a mis amigos, a mi vibrante guardarropa de r
esa fachada se hiz
ilencio, con los pies descalzos y fríos sobre el piso de p
o el arco de su pie, sus manos grandes y fuertes moviéndose con una delicadeza que yo no había sentido
Fue esto. Este acto público y tierno de servicio en mi propia
Era una deshonra para mí y, por extensión, una profu
r. Saqué el teléfono encriptado que guardaba para emergencias. Mi
rimer timbrazo
udo en mi garganta. Solo emit
se volvió repentinamente silenciosa, letalmente t
ilia, Padre", susurré, las palabras sabiendo a
ganza ya girando. "La familia Garza está contigo, hija mía. Siempre. Desataremos una venganza sangr
o la vergüenza. Ya no era una niña buena. Era
r y dormí en la habi
de las camisas blancas de botones de Santino, la tela colgando holgadamente de
hacia ella, mis ojos
voz tan fría y dura co