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Siete años de mentiras, la venganza de mi regreso

Siete años de mentiras, la venganza de mi regreso

Autor: Gavin
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Capítulo 1 

Palabras:1377    |    Actualizado en: 29/09/2025

e la muerte para salvar la vida de mi hijo. Finalmente, junté los cinco millones

a sobre una cura. Era un "experimento social", una prueba de siete años p

a en todo, riéndose. Entonc

la apestosa. Quiero a tía J

. Mi hijo me señaló y les dijo a todos que no me conocía, mientras el

ra un sacrificio; era una actuación. Habían puesto

ue él era Roberto Garza Yates, heredero de una dinastía multimillonaria.

fono y llamé

a c

ítu

vista d

a muerte de otros era el que se sup

anente en mis sentidos. Había trabajado hasta que mis manos quedaron en carne viva, hasta que mi espalda era un nudo de dolor constante y agudo, todo por un número en un

mento del centro, un final solitario que me dejó un sabor amargo en la boca, pero no importaba. Se había acaba

relacionado con el espacio. Imaginé su cara iluminándose, sus pequeñas manos ensamblando cuidadosamente las piezas de plástico. Pronto, tendríamos todo el tiempo del mundo para cosas co

manentes bajo los ojos y mi cabello estaba recogido sin piedad en una cola de caballo. Olía ligeramente a limpiador industrial. Era un olor que nu

, probablemente estaba en la sala familiar privada que el hospital proporcionaba a los pacientes de

escuché voces a través de la puerta entreabierta. Disminuí el paso, c

atos del ensayo con placebo son concluyentes, señor Yates. El Dr. Evans lo ha confirmado. Los signos vitales de J

re. ¿Señor Yates?

Es un experimento social fascinante, Roberto. Siete años

Pegué la oreja a la puerta, mi corazón latiendo

bajado en un empleo que haría vomitar a la mayoría de la gente solo para juntar

oz era ligera, juguetona. "Entonces, ¿se acabó

alrededor de mis pulmones. Esto tenía que s

os otros seis meses. Solo para estar absolutamente seguros de que su carácter es sólido. Una vez que e

estaba teñida de algo que sonaba a emoc

oz de mi hijo. La de J

que vuelva mami la apestosa. Siempre

on más fuerte que un pu

erto con afecto. "Solo tene

se en un quejido. "Quiero a tía Jime. Ella huele a

un arrullo meloso. "Tía Jime se quedará contig

irector ejecutivo cerrando un trato. "Entonces la prueba estará c

así en años. Para él, para todos

tonelada de ladrillos en mi mano. Retrocedí de la puerta, llevándome la

te

polvo. No era por una cura. Era una prueba. Una prueba de lealtad. Un juego elaborado y cruel orquest

as, no era para un tratamiento que salvara vidas. Era una cuota de entrada

Eran datos. Mi sacrificio no era

s. Un regalo para un niño que no me quería.

tera era u

a desde dentro de la habitación, una feliz escena familiar, reson

de basura gris junto a los ascensores. Sin dudarlo, levanté la tapa y dej

un grito silencioso en mi me

y ha

-

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