Siete años de mentiras, la venganza de mi regreso
vista d
itación que intentaba reprimir. Me siguió fuera de la sala, ce
nsión de paciencia se evaporó.
egunté, mi voz tan
Eres fría con Josué y prácticamente fulminas c
en las caderas. Ya no era la pareja
ndo endeble y patética en mi lengua. "Fue un
to apareció en el puente de su nariz. Fue una microexpresión, una que antes habría pasado po
, su tono cortante. "Ve a casa. Date una ducha larga. Tál
do tácito. Durante siete años, pensé que sus comentarios como estos -sus sugerencias de que usara un jabón especial, que guardara
enes. Le daba vergüenza. Estaba avergonzado del t
iento. "Lo siento", dijo, acercándose a mí. "No quise decirlo así. Solo estoy preocupado por ti. Y tiene
mi vida y robarme a mi hijo? La injusticia era tan inmensa que se sentía como un
de que todo esto fuera un terrible malentendid
só en su muñeca
pregunté, mi voz
ndido. "¿Dónd
en su muñeca vacía. "El que te di
n reloj hermoso y clásico, nada demasiado llamativo, pero elegante. Me había costado casi sesenta mil pesos, una fortuna para m
o. Está... está en la joyería. Limpiándolo. Y
ve, tan practicada. Pe
ntenedores desbordados de un edificio de apartamentos de lujo, vi una caja familiar. Era la caja del reloj. Y dentro, entre posos
a limpiar. Lo habí
to de darle un pedazo de lujo, a la basura como si no
enta de que su mentira no estaba funcionan
o un paso adelante, tratando de atraerme a un abrazo. "Iba a decírtelo. Fue
pecho y suave, pero f
ca le había negado el afecto físico. Siempre era yo la
igeramente abierta. Por un momen
ía conjurar para mi comportamiento. La posibilidad de que yo supiera la verdad estaba tan fuera de su ámbito
su voz recuperando su auto
fiado en que su pequeño problema había sido manejado. C
. No habría un ma
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