Amor traicionado, una heredera secreta se alza
Cant
ido y Karla asomó la cabeza, su expresión un
mí por una fracción de segundo. Observó la escena -Javier acorralándome, mi silencio de pied
ra contagiosa. Esa fácil intimidad que había mostrado momento
la habitación. No lo sentía en absoluto-. Es que de verdad nece
ni una mirada hacia atrás,
. Echemos
un murmullo bajo. Estaban en su propio mundo, un mundo donde yo era un mueble
. Sus ojos brillaban con una victoria arrogante. Luego le dio a la puerta un empujón firme y deci
e repente, profund
uché otro sonido. Un c
nuestro primer aniversario yacía en dos pedazos en el suelo. El broche no se había abie
había dicho que era como nosotros: delicada pe
re la alfombra gris de la oficina. Mi corazón dio un vuelco
a, me agaché y recogí los pedazos. El metal estaba frío contra
ra junto al escritorio y dej
do, por completo, con los