Abandonar la traición mortal, Abrazar una nueva vida
or. "Valeria está en el hospital. Empezó a te
, su agarre como un tornillo de
pentina de su agarre la sorprendió. Este no era el hombre afligido y
negativo. Igual que el tuyo. El banco de sangre del hospital está baj
que ella salvara a la mujer que acababa de destru
se firme. "Suéltame, Fernan
a furia. "¡Estamos hablando de la vida de una persona! ¡P
samente en su piel. El pesado anillo de bodas en su dedo, el que se supon
ue verías a alguien morir por despecho?", gritó mientr
mpasión en un arma contra ella. En el caótico torbellino de dolor y confusión, una
ico del miedo. Fernando no soltó su brazo ni un segundo, tirando de
a una enfermera sorprendida. "Se llam
aba vueltas. Estaba a punto de dar su propia sangre, su fuerza vital, a la mujer que le había robado a su prom
una última vez. "Fernan
rás de su silla, colocando sus manos firmemente sobre sus h
. Observó, entumecida, cómo su sangre roja oscura fluía por el tubo transparente, dejando su cuerpo para ir a salvar a su rival.
Una donación estándar, pero después de la devastación emocional del día, su
fermera, pegando un
racias a Dios", suspiró, su alivio palpable. Justo en ese
estabilizado, pero está
arla. Corrió hacia el quirófano, su at
laron. El mundo se inclinó, y se desplomó, su cabeza golpeando con f
xidable cayó en cascada, golpeándola en la cabeza y los hombros. Un dolor
mientras desaparecía por las puertas del quir
.
itación privada del hospital. Fernando estaba sentado en una silla junto a su cama, con la cabeza entre las
ronca. "Lo siento mucho. No te vi caer.
ntió como un eco hueco en la habitación estéril. Sentía n
con la voz seca y áspe
pero ella la apartó. "Te lo prometo, Carla. Nunca, nunca más te trataré así. Una vez
ado su mundo y ahora prometía pegar los pedazos con palabras vacías. Estaba tan consumido por
turada. Su teléfono vibraba constantemente con actualizaciones de la habitación de Valeria. Estaba en medio de darle a Carla una cu
, sonó su teléfono. Respondió, su atención cambia
slizó torpemente, su hombro herido se torció al golpear la bara
su rostro una mezcla de culpa y frustrac
e tranquila. "Solo lárgate, Fernando. Ve a
có, con la voz quebrada. "Pasaré el
a era un extraño, un hombre cuyo corazón latía por otra persona. Su futuro, el que ella había diseñado con t