El CEO y Su Encantador Hijo
con ellos, ¿qué tal si b
o durante unos segundos. Finalmente, la tomó de la
, pero Nicole hizo todo lo posible por controlar ese extraño sentimiento en su corazón.
i lo avergonzaba
ste hombre era demasiado horrible; además de ser guapo y rico, tenía mucho poder, tanto en el gobier
destinado a ser despiadado. ¿Cómo podría una pe
a. De todos modos, él era solo su jefe; mientras siguiera haciendo un buen trabajo
ente, asustándola. Al ver la cara indiferente de Kerr sin ning
fue un pequeño negocio, y el Sr. Gu me tr
rpo de ese hombre, que se notó extraña. Sin saber por qué, Kerr si
so el esfuerzo y pena
estaba a punto de continuar haciendo comentarios convencionales de corte
é se ir
erencia y suspiró aliviada. ¡Ese demonio de sangre f
avía estaba de buen humor y parecía que no se iría pronto. P
ién es este chico tan travieso, su mente va demasiado rápido
o, Nicole no pu
leche caliente a las nueve
ra vez que lo cuido!", la voz de
si paso por ti y te dejo
solicitud sin dudarlo. Cuando colgó el teléfono, se encontró sentada junto a una fuente. El vient
en el que se escu
pero aun así sonaba aterrador. "¿Cree
ué no
teléfono debajo de un árbol. Su rostro no era visible en la osc
icole comenzó a preguntarse si acababa de ser testigo de cómo él
se como una verdadera esco
dólares en cinco minutos, tú sabrás qué hacer con el resto. Y por último, te advier
n muy claras mientras el
a abor
rarse, el hombre de ojos amor
oscuridad, solo podía ver una figura alta; su corazón comenzó a latir más rápido, y algo pare
ás hacien
esco", mintió ella sin siquiera pestañear. Obviamente, a Kerr no le import
déjame lleva
taba dispuesta a compartir el auto con el
voy al Jardí
casa que la compañía le había conseguido no estaba allí.
casa de un amigo, así que a
una manera, tuvo una ligera sens
ada? ¿Qué hay d
apagara las luces, se recargó contra el asiento y cerró los ojos para descansar. A su lado
ctamente las mismas que las d
ces, pasó saliva y nerviosamente abrió la ventanilla del auto para disimular un p
s rasgos eran finos y fríos. Finalmente, en
quieta. ¡No sabía que el hombr
d. Aunque no se acordaba del hombre, solo vio la cara dormida de su jefe y, en e
odría encontrar a su padre algún día para disfru