Un matrimonio fugaz con el magnate secreto
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l Ayunta
ificio con un certificado
la sensación de que estaba en un sueño ridículo. El certificado de matrimonio q
do lo que tenemos que hacer por ahora. Vete por tu lado y no me contactes nunca má
me, pero también helada y despectiva
es que decirme lo que tengo que hacer. Descuida, no volverás a saber de mí hasta que llegue el momento de divorciarnos.
ó uno, lo encendió y comenzó a fumar. Mientras el humo del cigarrillo desdibujab
or él, habría optado por no tener nada que ver con el m
un pacto hecho entre su abu
l arquitecto del éxito de la familia Lambert, la abuela de ella era considerada la causa indirecta de la prosperidad familiar. C
o insistentes en ver a sus nietos reunidos antes de que se les acabara el tiempo en este mundo. Co
re implacable que nunca se doble
ca excepción. Era leal y
esa mujer, no se atrevía a desobedecer el deseo de su abuelo. Así que
de repente Elyse con frialdad. Echó un vistazo a su reloj y continuó: "Se me está
to para que se fuera. Pero mientras Elyse comenzaba a alejarse, él echó un vist
entró en el recinto del ayuntam
se acercó a él y le dijo con respeto: "Señor
punto de subir, se detuvo un instante, echó un vistazo al certificado de matrim
Al darse cuenta de lo que era, sus ojos
rt era ahora un h
ios estaba
con las mujeres, casarse así de la nada?'. '¿Er
Adrian con irritación al notar la ex
diato: "Lo siento, señor. Me aseguraré de que su
o que tenía en la mano, confirmando lo que acababa de ver. De hecho, Adrian Lambert, e
o y negó con la cabeza con incredulidad. '¡N
una llamada de su ab
de Vince se escuchó desde el otro lado de la línea, preguntando: "A
entre dientes: "Sí, ya estamos casados. Grays
a mía. Guárdalo bien. Y recuerda, ahora Elyse es tu responsabilidad. Tr
aceptar el divorcio dentro de un año o se pondría terca. Para parecerle aún menos atr
a emparejado descubría que él era la cabeza de la familia L
edes, alguien que continúe con nuestro apellido. Espero que tú y
o, pero no salió ni una sola palabr
onto. Pasaré a hacerles
jo: "¡Oye, no es necesario, abuelo! ¡Acabamos de
rme que vea a mi nieta política? Iré, te guste o no". Antes de que Ad
s sienes en un intento por calmarse. Ahora tenía qu
ahora", le ord
tó una ceja y miró
calofriantes palabras hicieron que el joven se estremeciera, lo q
ué su jefe se había enf