PROPUESTA MULTIMILLONARIA
más. -Se desmayó afuera de la casa, y Armando la trajo. -Mira y es la señora Shallow. Intenta recomponerse en la cama. -¿Armando? -Pregunta confundida, ya que estaba segura
era cuenta. -Creo que te encantará la historia que he empezado a escribir. -Le habla a Callum, sentada a su lado, y empieza a leer con vehemencia y entusiasmo para él. -Esto lo escribí para ti. Y escribiré y te leeré a diario, pero debes prometerme que despertarás. Eres joven, no deberías morir, y yo no debería hacerme cargo de tu dinero, no lo quiero. No quiero nada de esto, así que abre los ojos. -Le dice después de leerle, acercando su rostro al suyo, sintiendo su fuerte respiración, observando con tranquilidad al hombre que abre los ojos, y la mira fijamente como si realmente detallara su rostro. De pronto, toques en la puerta la desconcentran. -¡Adelante! -Ordena, y es Claus que abre la puerta. -Señora, lamento molestarla, pero el médico acaba de llegar. Hoy es día de alimentar al señor. -Es cierto. Lo había olvidado. Dile que pase. Lana le da espacio al doctor y a su cuerpo médico para que alimente a Callum, y como es algo que nunca le ha parecido agradable, prefiere bajar a la cocina a tomar algo, mientras terminan con el procedimiento, encargando a Claus de que esté al pendiente por si se presenta algo. Apenas y termina de bajar las escaleras, cuando de inmediato es abordada por la espalda por un hombre que le tapa la boca con una de sus manos, lo que impide que pueda gritar ante el susto de ser lastimada. La lleva bajo las escaleras, asegurándose de que nadie los vea. -¡Tranquila! -Le dice el hombre para detener el forcejeo de la mujer, que al darse cuenta de quién es, queda completamente inmóvil, y él la suelta. -¿Tú? ¿Qué haces aquí? -Soy el nuevo chofer -¿Qué? ¿Acaso estás loco? Te estás haciendo pasar por otra persona, podrían meterte a la cárcel. -Lo sé, pero no lograba localizarte después que... -¿Que, qué? ¿Qué me dejaste plantada luego de quitarme todo lo que tenía? -No es así... -Ahórrate tus excusas Felipe. Lárgate o yo misma haré que te arresten. Esta es mi casa y la de mi marido, y no tienes ningún derecho de estar aquí. -Intenta apartarse la mujer, pero él la detiene, y ella, sin pensarlo, le propina una fuerte bofetada. -¡Lárgate de una buena vez! -Le exige. -No me iré, y puedes pegarme las veces que quieras, incluso llama a la policía si es lo que quieres. No me importa, porque tienes que saber que yo no te dejé plantada, ni tampoco me robé nada. Tu familia sabía que nos escaparíamos, no me preguntes como, pero después de que retiráramos todos nuestros ahorros, jamás pude ni siquiera entrar a mi apartamento para recoger mis cosas como habíamos quedado, porque tu padre y tu hermano, me esperaban a un par de calles de allí, junto con un par de matones, quienes me golpearon hasta dejarme medio muerto y me quitaron lo que tenía, dejándome muy claro que no podía volverme a acercar a ti. -¿¡Qué!? Eso no puede ser... si fue así, ¿por qué hasta ahora me lo cuentas? -Pasé días inconsciente en el hospital, para cuando desperté intenté llamarte, pero no respondías mis llamadas. Cuando me dieron de alta, nadie me daba razón de ti, salvo que tu familia se había ido de viaje, y pensé que tú estabas con ellos, ya que me juraste que jamás te casarías por dinero. -Se puede sentir el rencor en sus palabras. -Hasta que vi la noticia de que sí te habías casado, y entonces decidí hacer todo lo posible por venir a buscarte. -Esto no puede ser cierto. Mi familia, por muy codiciosa que sea, no sería capaz de una cosa así. No le harían daño a un ser humano. -Lana realment