Consentida por el CEO discapacitado
hombre en silla de ruedas, con la cabeza apenas inclinada, besaba con pasión a una mujer de cabello largo y eleg
ad, el guardia se quedó inmóvil, sin sabe
silla de ruedas lo fulminó con una mirada gé
gundo más, el guardia se retiró a tod
cio. Un instante después, el hombre apartó
de un salto y retrocedió. "Lo siento", se disculpó. "Fue u
o. Supuso que, al estar en una silla de ruedas y posib
, mientras oía a los guard
mirada se desvió hacia la vent
segundo
Novalee corrió hacia la ventana, la abrió, jun
uminó el rostro del hombre, revelando una bel
o una mueca de frustración, pues había cometido un erro
uricular. "Mami, mami, ¿cómo te fue? ¿Estás
Novalee mientras cojeaba hacia
uricular y descubrió que lo había silenciado p
ió. Lyle Shaw no había escuc
: "Está todo bien. Silencié el auricular por acci
ajena a la mirada que la
lentamente por los labios. Al bajar la mirada hacia sus propias
n número.Una voz respondió
señor P
aras de seguridad de la fiesta de compromi
odas? ¿En diez minutos? ¡Por Dios! Señor Patel, es
nueve minutos y c
rapidez, incapaz de contener su curiosidad. "¿Está usted en la fiesta de
su agarre en el reposabrazos de la silla
procesarlo y luego respondió con rapidez: "¿Se refie
ena a todo, se dirigía al e
su celular, insertó una nueva
na y áspera, que sonaba como si acabara de
ndió: "Pattie, ¿estás disfrutando del
agudizó. "¿Quién eres? ¿Tú planea
no reconoces mi voz?", re
? ¿Eres tú? ¿S
viejo nombre, pues hacía m
fue solo un pequeño regalo para ti. De nada. Pero ten cuidado, esto es solo
ables. "Novalee, tenemos a tu hija. ¿Acaso no piensas en ella? Si b
ejo que cuides muy bien de mi hija. Ella es tu única garantía. Sin ella, el regalo de hoy habría sido mucho más qu
Novalee apret
Nadie sabía lo que había
enía el capital necesa
iro ni a Rowley, ni a Pat
uto. Cuando se disponía a marcharse, miró p
contra una columna junto a su auto,
su frágil estado de salud. Su tez era pálida y sus labios tení
e salió del auto y se acercó rápidamente a la niña. "Pequeña, ¿te
niña, con la mirada perdida y
orazón, pues su propia hija
le aseguró: "Vamos. Te
al volante. "Resiste", le dijo. "Ya casi llegamos al ho
á, m
la niña hizo que el corazó