De Siervo a Salvador
la presencia de Alessia
ala oeste, un marcado contraste con el olor estéril y medicinal que u
a la suite contigua a la de Damián. El espacio que siempre se había mantenid
ra los ataques de Damián, era supervisar personalmente sus comidas y sus habitaciones. Doña Elvira de la Vega, su abuel
había escuchado a través de la puerta mientras limpiaba el desastre. Recordé el sonido de
a del desayuno de Damián, ella ya est
que siempre ocupaba cuando tenía que supervisar a Damián comiendo, a
ba holgada, una clara declaración de intimidad. Me miró mientras me acercaba, una sonrisa perezosa y triunf
olor, agudo y naus
emblor que sentía por dentro. Había preparado su favorito, un si
án -dije, mi voz b
nción estaba compl
silla vacía al otro lado de la mesa. Era una burla clara. Ella er
y rabia. Mi mano tembló mientras servía el café de Dami
. Esperaba una reprimenda aguda, una mirada
a demasiado ocupado riendo de algo qu
u mirada hacia mí, pe
ara. Estás haci
s labios sonaba
leta y comencé a limpiar la mancha de café, mis nudillos rozando la porcelana
Una herida pequeña e insignificante en el gran
re, en
yacía junto a su plato. Damián de la Vega y Alessia Sando
acción de segundo, vi un destello de preocupación, la
lasti
pida y terca mala hier
de Alessia, y la preocupación se desvanec
dijo, su voz plana-. No quiero qu
fuga, una inconveniencia. Como si mi sangre
s, años atrás, después de que me raspé la rodilla e intenté curar uno
superado esa crueldad in
seda del bolsillo de la camisa -su camisa- y me lo tendió-. Ten. Deberías tener m
aro. Yo era torpe
con un rosal en el jardín, y había sido tan gentil, su tacto sorprendentemente s
omo una mentira ahora. U
de Alessia. No q
lla, sus dedos rozando los de ella en una caric
lo dio
tos precisos e indiferentes. Luego, arrojó el pañuelo manchado de sang
Mi dolor, mi sangre,
siquiera mirarme-
versación como si yo nunca hubiera estado allí. Como si fuera sol
o quemada apretada en un puño. El do
espalda recta, la cabeza en alto. No dejé que vi
Tenía q
gre del suelo donde había caído. Me
io de lo que
silencioso y vacío, que nunca, jamás