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Mi Cuñada, Mi Infierno

Capítulo 4 

Palabras:1211    |    Actualizado en: 14/08/2025

spectadora de un drama en el que

amila golpeó la superficie, un géiser

ostro una máscara de miedo primario. No dudó. No hizo preguntas.

entes brazadas, atrayendo su c

, Camila.

riendo con toallas, su

ca. Ella se aferró a él, temblando violent

señalando con un dedo tembloroso a Alejandr

ncontraron con los de Alejandra, no estaban llenos de confusió

pa -ordenó, su voz

confianza, que se sintió como un golpe físico. -No la toq

estoy cieg

hispa del hombre que amaba, un destello de f

Fue una confirmación de que, e

ima. Parecían una familia. Una pequeña familia perfecta y trágica.

or físico, un peso aplastante que

oche se quedó q

Mi medallón -susurró-. El que me dio tu hermano.

de volver a la alberca. -Tengo que enco

suavizándose con lástima. -No

razos. Pasó junto a Alejandra, su hombro chocando

borde de la alberca. Por un segundo horrible, se tambal

. Salió a la superficie, tosiendo, su

quiera miró

sonando sobre el agua, fría y final-.

dentro, dejando a Alejandra s

l se había lanzado a un río helado para salvar a un perro callejero. Había arriesgado su propia vida por un an

uerto. O tal vez nu

ldosado de la alberca. Sus dedos rozaron algo afilado. Un dolor agudo le recorrió el brazo. Retiró

imero por el frío, luego por el agotamiento. El dolor en su abdomen era

ó por el borde de la alberca y se desplomó sobre el concreto frío, temblando in

a había llevado adentro y la había cambiado con ropa seca. S

Se incorporó y caminó en

a su lado, con la cabeza en su hombro. Y en la m

Carlos había jurado que era una reliquia famili

abía dicho que pertenecía a su man

pio dedo. No, se estaba quitando un anillo de su dedo y deslizándolo en el de Camila. No era el anillo d

admirando el anillo. F

Alejandra? E

e una ternura que no le había mostrado a

ieron. Se apoyó en el marco

o -dijo, su voz

Carlos tuvo la decencia de parecer culp

illo, Alex -di

-susurró ella, las palabras desgar

virtiéndose en ira-. ¡Pero Camila perdió el s

a. Su corazón, que pensó que no podía rom

vo, un último y desesperado inte

ve pesar. -Alejandra, lo siento mucho. Sé que n

itarse el anillo del dedo, su

oz suave y perdonadora-. Yo tam

ano y deslizó el anillo fir

Camila con una calidez protectora-. No permiti

Camila, pero el mensa

ible, se dibujó en los labios de Cam

ateado cayó del bolsillo de su bata, aterrizan

l med

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