Me Alejó, Ahora Me Persigue
o, con sangre burbujeando en sus fosas nasales. "
ándolo a levantarse, su expresión una m
se desvió más allá de ella, hacia el pati
l jardín mientras una llovizna fría comenzaba a caer. Me arrodillé junto a Beto, mis
abiertos, vidrios
té la chamarra y lo envolví suavemente en ella. Lo llevé hasta el
ulaba bajo mis uñas. La lluvia me pegaba el pelo al cráneo.
en la tumba
i voz quebrándose. "Siento muc
mi pecho. Horacio estaba sentado en el sofá, con una bolsa de hielo en la
"¿Te sientes mejor ahora qu
nte pasé
verdadera tortura. Fue una ser
taza de café hirviendo en mi mano mi
, dijo, sin una piz
mano. La piel ya est
undo, vi un destello de preocupación en sus ojos, la vieja Ca
", gimió Horacio, cortando la reacción
a preocupación por mí se desva
dome para que me pusiera la mano quemada bajo el agua frí
n certeza. No quedaba nada para mí aquí. Ning
asma en mi
. Empaqué metódicamente. Unos cuantos cambios de ropa
lamado Arturo que había estado con Carlota d
?", preguntó, con el rost
, dije. "Me voy
señorita Ma
sobre sellado. "Por favor... solo asegúrese de qu
con los ojos tristes. Él
o, hijo", dij
hablar más allá del
irar atrás. Pero no fui
al juzgado de
personal. Me acerqué a la
adopción de mayor de eda
rlota Mayo. Vio el documento de poder notarial, firmado por Carlota años atrás, que me daba control sobre mis asuntos
hacho?", preguntó, con un t
sco. Pensé en el cuerpo de Beto sobre la piedra
ás seguro de nada
entía pesada en mi mano. Le devo
Un sonido d
ba h
o que erige un muro inquebrantable entre nosotros, un regalo final y doloroso que la oblig
lo más amable que