Me Alejó, Ahora Me Persigue
Mayo. En mi vida pasada, mi obsesión la había destruido, llevándola a un matr
iniera. Pero en el momento en que llegó, un pesado reflector del escenario se estrell
r la que di mi vida,
alergia mortal. Mientras mi garganta se cerraba, él "accidentalmente" tiró el Ep
iarme, con el ros
l sótano", ordenó a segurid
encias al hospital por esta misma al
una última vez. Por encima del hombro de
a son
único veneno en nuestras vidas. Era él. Y est
ítu
quincuagésima sext
una mezcla de lástima y burla. Veían a un joven patético, Alejandro "Álex" Meléndez, obsesionado c
ez su rostro. Era la misma presentación de mi vida ant
do, sino con el ritmo frío y duro del más puro terror. Mis manos estaba
ertas se abriero
taba C
n campo de batalla. Su cabello estaba recogido en un moño severo y sus ojos,
igo, Carlota" escrito con mil rosas rojas, y finalmente se
le
os murmullos d
diculez
murieron en un accidente de avión cuando yo tenía ocho añ
bre el piso de mármol. "Te lo he dicho. Esto es ina
orosamente fuerte. La tela cara de
con est
e mi último recuerdo, manchado de sangre y lágrimas, su cuerp
ltimo aliento una bocanada cálida
ba. Provoqué la muerte de él en un "accidente" montado. Ella se casó conmigo por un retorcido sentido del deber, un castigo para ambos. Nuestro matrim
unda oportunidad. No
acción de segundo, una vida de arrepentimien
y por primera vez, no vi rechazo. Vi una
ré el mis
desapareciera de mi voz. Dejé caer los ho
razón, C
siento, a todos. Esto fue un error. Una
e sonrisa. "Mi tutora tien
os entrecerrados por la sospecha. Esta no era la reacción que esperaba. Es
ahora?", murmuró, su
nombre que conocía de memoria. Horacio Franco. En mi vida pasada, borré este núm
né 'll
nó una, dos ve
uen
arlota la oyera. "Soy Álex. Estoy en el salón principal de
silencio al otr
", dije,
. Me obligué a encontr
uí, ¿no es así?". Mi voz era un su
ático, guapo, todo lo que yo no era. Miró la escena, confundido, luego sus o
rtar nunca los ojos de los
una caricia grave. "Reci
, tratando de entender mi jugada. Es una directora ej
desde arriba. Uno de los pesados reflectores del escena
pasada, est
be haberlo arreglado. Una forma d
ité, lanzándome
bre que ama, reaccionó por instinto. Agarró el brazo de Horac
juntos, una imagen pe
golpeó directamente, pero la fuerza del impacto lo hizo deslizarse por el mármol. Se estrelló contra mrió la pierna. Me derru
ud ahogó
escuché la voz de Horacio, cargad
a! ¡Él hizo esto!
ro una máscara de terror. Carlota lo miraba a él, luego a mí. Su expr
cre
uí", dijo, su v
mi pierna era un fuego blanco, pero no era nada com
atendiendo a Horacio, quitándole un
sacaban por la puerta, mir
e di mi vida, rodeando con sus b
por encima de su hombro
a son