Su Amor Envenenado, Mi Escape
evoto admirador, era el artista de mi dolor. Me había casti
oto de su mano, con una manicura perfecta, sosteniendo una copa de champañ
ansando? Le pedí al doctor que viniera. Siento que tuviera que s
endí el mecanismo. Pensé que solo era la crueldad partic
mano rota. Debería ser suficiente para apaciguar a Jimena esta vez. Pero mi deuda debe ser pagada. Hace quince años, Jimena me salvó la v
un niño aterrorizado y llorando del asiento trasero justo antes de que explotara. Se llamaba Alejandro. Me había llamado su "
obre una mentira. Jimena había robado mi acto heroico, y yo estaba pagan
ítu
soportado novent
el nonagé
sos. Yacía en el frío suelo de mármol del baño principa
re que el mundo veía como su devoto ad
o por su herma
ntalmente" con un tapete en una cena familiar, der
señalando a Alana co
e ahí a propósito. Siempr
llegado a casa, su rostro u
na y la había obligado a arro
sabes. Necesitas aprender a
e eso, fue el casti
ava de vinos durante dos días sin co
de que Alana había recibido más cumplid
dro a través de la gruesa puerta de made
ésimo tercero fu
cabeza en la bañera ha
e orquídeas que Jimena les había regalad
bolo de su amabilidad. Tu des
nonagési
ierda estaba
tidamente con un libro
rquitectónico, un boceto del que estaba orgullosa
sollozando, diciendo que Alana la e
un grito al rojo vivo. Intentó moverse, arrastrarse lejos del
zado bajo un tocador durante l
aje. De
sosteniendo una copa de champaña. La leyenda decía: "
nante, pero nunca entendió el mecanismo. Pensó que solo era la cru
o mensaje vibró. Es
e viniera. Siento que tuviera que ser así, pero de
ara nadie más que para su brillante esposa arquitecta, Alana Garza. Le compraba islas, nombraba empresa
ría jamás
día el hombre que besaba sus cicatrices co
menta de adoración y grandes gestos. Había irrumpido
sa con el amor. Su pasado
padre, un hombre obsesionado con escalar soci
a en un infierno silencioso. Se convirtió en la sirvienta no re
nueva esposa, lo permitió. No veía a Alan
do en una fiesta que su padre organizó, y vio a Jimena tropezar "acci
mbio, caminó hacia su padre y h
a de su padre se desplomaron. Alejandro hab
uedaba de la empresa de su padre, devolviéndole efectivamente l
ran públicamente con ella. Hizo que Jimena s
s, sus ojos ardiendo con una intens
die vuelva a lastima
or, le había creído. Había caído en sus brazos
. Todo era
ió en el único al que se le permitía l
una piedra fría y
Necesitaba entender el f
tocador como apoyo. Tenía que llegar a su oficina. Su
gran y silencioso pasillo. La casa
La puerta estaba cerrada con un escáner bi
a misma. Su cumpleaños. La ironí
se abrió c
costosa colonia. Era un lugar al q
aplicación de grabación de voz todavía estab
chivo más reciente
nciosa habitación, t
a apaciguar a Jimena esta vez. Tiene que ser suficiente. No puedo so
na sintió que el suelo
mas después del secuestro. Era solo una niña, tan valiente. Ese día ju
onido de genu
tigos... son una forma de corregirla, de equilibrar la balanza. De mantener m
Alana se que
o en llamas. H
la que es
car la camioneta negra. Ella fue la que sacó a un niño aterroriz
un detalle que nunca había olvidado. La había llamado su "estrel
gresó con la policía, otra niña estaba allí,
Ji
a se aferró al escritorio, u
stema de justicia sobre una mentira. Jimena había rob
Un dolor que se había vuelto más frecuente en los últ
semana pasada, abrazándo
ataré a todos los especialistas de
Su protección era una jau
u cuerpo gritaba
ca
de Alejandro era absoluto. Ten
Alguien lo suficientemente p
e He
ogía. Un hombre que, según los tabloide
que la había mirado con una amabilidad silenciosa que el
determinación inundó sus venas. Sacó su c
red de exalumnos del Tec de Monterrey. Sus
. Puedo darte mis acciones del Grupo Cárdenas. Tod
onó e