EXESPOSA DESECHADA: Renaciendo de las cenizas
vista d
sonaban sobre el concreto. Cada repiqueteo hacía eco entre los autos vacíos y los pilares s
ción de haber descubierto finalmente su verdadero rostro. Busqué a tientas mis llaves. En ese
uridad. Me detuve y agucé el oído. En el aire, solo estaban el zu
hacé, pero no antes de percatarme que mi señal había c
s de pasos resonar
ensor del hotel estaba justo a la vuelta de la esquina, pas
o?", me preguntó un hombre, salien
iba vestido de negro. Claram
etrás de mí, cortándome la retirada. Era
un tono firme, aunque mi corazón latía aceleradamente. "Y te
e interrumpió el primer hombre, con una
ndo con más fuerza mi bolso, mientras buscaba el gas pim
imato", dijo el criminal, acercándoseme más.
le cayó directamente en los ojos. É
ia el elevador. Los otros dos ho
. Solo unos poc
alguien me agarró del cabello y me jaló hacia atrás. Mi
líder, con la voz áspera por el
té, pataleé y arañé, pero ellos eran demasiado fuert
osiguió el primer hombre, frotándose los ojos lloros
que, era Rosa. Ese era su golpe final, con el que se ase
nos ten el valor de mira
ecordatorio de lo que les pasa a las personas que no sab
sacó todo el aire de los pulmones. Yo me doblé y jadeé, p
", continuó mi agresor, antes de meterme un golpe en las
tras el dolor se extendía por mi cuerpo. Aun así, me prome
e un latigazo una voz, femenina y
ras oscuras emergiendo de las sombras. Los hombres con traje se mo
encia tenía una cualidad atemporal. Vestía un traje de alta costura negro, que probabl
me atraparon. Eran penetrantes, intel
leador...", comenzó
lo interrumpió ella, con una voz tan f
ron. Me desplomé hacia adelante, mient
hombres entraran en movimiento. Los criminales ni si
contra el asfalto. Llevaba zapatos de diseñador, q
no que no era una pregunta. Sa
rezarme para mantener algo de dignidad, a
o, como si viera algo, o más bie
mbres, sosteniendo un botiquín médico. "Pero conocí a alguien muy parecida a ti, que t
sos. La sangre goteaba sobre mi vestido arruinado, y cada un
eándome, mientras la oscuridad
eron. Estábamos tan cerca que podía oler su perfume: algo caro
spondió, aunque a mí me parecía que su voz venía de muy lejos. "Alguie
por completo, escuché las últimas palabras de mi interlo
supe fue que todo