Su Engaño, Su Destino en Londres
esperando por tres años
ofunda y familiar. Era Iván Caballero, su antig
tratamiento experimental que podría salvarlo requería un depósito de un millón de pesos que no tenía. Sus ahorros se habían e
alo. Bruno irrumpió por las puertas, sosteniendo a Daniela Chen, quien llor
tró a un cuarto de
o es parte del plan. Le es
mano, diciéndole que se fuera
lletes cayeran al suelo. Él era tan bueno mintiendo, actuando. No vio su
za que era aterradora y, al mismo tiemp
ítu
esperando por tres años
sonido familiar de otra vida. Iván Caballero. Su mentor de
ue estoy loco por mantener abierto un puesto de socia pri
ontra la pared fría y estéril de
-dijo, con
el tel
esado, roto solo por el lejan
les. Javier, su hermano menor, estaba
e un millón de pesos. No lo tenía. Sus ahorros se habían esfumado, gastados e
ra un éxito. Pero su parte de las ganancias era intocable. Bruno la había bloqueado
quienes pensaban que vivía una vida perfecta en la Ciudad de Mé
azados. Amigos con los que no había hablado en años no contestaban el te
Rolex. Un regalo de Bruno en su quinto aniversario. Le hae seguridad. Ahora, solo era el recordator
a mil pesos. Era una broma cruel. Suficiente para unas pocas semanas más d
ista para encontrar una casa de emp
talló al final del pasillo. Un hombre irrumpió p
e heló. Era Bruno. Y
se hizo añicos al golpear el pulido linóleo del suelo. Un
n lloriqueaba de forma exagerada por su esguince de tobillo. La acu
-murmuró una mujer sentada cerca a su esposo-. A
su teléfono roto, ocultando su rostro.
enfermera, la vio. Su rostro cambió. Se acercó a grandes zancadas
? -siseó, su voz
se nerviosamente hacia el pasillo-. Te lo dije, todo e
ó unos cuantos billetes, metiéndo
de que te vea. Esto lo arru
s en su palma. Pensó que estaba
hospital donde su hermano se moría por culpa de este h
a mano y dejó que los diez
stello de confusión cruzó su rostro. Estaba acostu
no manipulador que usaba cuando quería algo-. Solo un poco más. E
o. Todo se sentía como una hist
o arrancada. La parte que podía sentir esperanza estaba con Javier en una
fundó. El hombre que amaba. Su familia,
a, a J
El Bruno que amaba ya no e
rechinó al abrirse y
con la paciente q
obresaltado. Miró a Elen
ermera, su voz suave
.. colega.
en esto. Minti
nó por el pasillo, un
! ¿Dónd
ó los hombr
llamo más tarde.
ceptara su historia, que fuera la novia
devolvió la mirada,
devastación. Solo vio un inconv
arto, sus pasos resonando mientra
penumbra, el olor a antisé
oger el dinero, sino para limpiar
una certeza que era aterradora
de irse