jo sus pies parecía más fuerte de lo normal, como si todo en ese lugar estuviera pendiente de ella. La cabaña era grande
n ningún momento. Axel la había acompañado hasta la puerta, pero ahora se había alejado, dejándola frente a la manada. Ella
do lo que había ocurrido. Luna no solo había aparecido de la nada, sino que su presencia era un peligro latente, una amenaza para el equilibrio de la manada. Y si había alg
obos, aunque humanos en su forma, aún mantenían una presencia imponente, y Luna pudo sentir cómo sus ojos la seguían, evaluándola, juzgándola. No
upación, y Luna sabía que, de alguna manera, él también estaba temeroso de lo que se avecinaba. El vínculo entre ellos no solo había comenzado a manifest
ectando una calma que contradecía la inquietu
te de los ojos que la observaban, de la forma en que sus cuerpos se tensaban cada vez que hacía un movimiento. La presión era insoportable,
on el cabello largo y oscuro, y una mirada penetrante que no se apartaba de L
siquiera sabe lo que es, ni lo que representa. ¿Crees que la manada no lo percibe? Sabemos lo que es tu s
Los lobos sabían que el poder que ella llevaba dentro podía alterar el equilibrio de todo lo q
"Ella no es una amenaza, Kira. Es part
iesguemos. Ya has visto lo que puede hacer una persona como ella, ¿verdad? Ayer, no fue solo un ataque común
alpable, y por un momento, Luna se preguntó si Kira no veía solo una amenaza en ella, si
Axel le preguntó, la tensión
urre cuando ella está cerca? Sus ojos, su energía, todo en ella grita poder. Y no es sol
podía controlar lo que ocurría dentro de ella, pero también sabía que no había elegido estar allí. No había elegi
pero con una fuerza interna que la sorprendió. "No vine aquí para causarles daño.
omento había permanecido quieto, dio un paso hacia Luna, su presen
ro también sabemos lo que hemos perdido cuando nos dejamos llevar por el miedo. Si no confiamo
ro nadie habló. Kira pareció morderse la lengua, sus
o nuestra, la protegemos y luchamos por ella. Si no lo hacemos, enfrentaremos lo que sea
pequeña chispa de esperanza encenderse en su pecho. A pesar de la desconfianza y la hostilidad que se cernía sobr
a estaba rota, y la desconfianza era un