én mojada mientras el automóvil negro se detenía frente a una de las mansiones más exclusivas de Altavista. Desde afuera, la casa parecía sacada de una revista d
ta ligera y gafas oscuras, más por la incomodidad de la luz que por el estilo. Su expresión era tensa, los ojos moviéndose sin des
-dijo ella, inten
tica, las cámaras de seguridad, el jardín inmaculado. Todo par
e identificar. Tal vez era solo el eco del silencio. El recibidor daba paso a una sala amplia con muebles de dis
untó, con un tono que no
las llaves sobre una consol
e contenía libros perfectamente alineados. Abrió uno al azar. No le sonaba el autor. Dejó el libro en su s
mente-. Ni este lugar. Ni los
que cualquier error de cálculo podía rompe
a puede volver poco a poco... o puede que
e recuerdos, sino el exceso de perfección. Era como si todo estuviera dispuesto para e
imos a
Hay dos habitaciones. Tú solías u
etuvo en se
amos se
n un dejo de t
uidos, movimientos, cosas así. D
do la explicación como quien recibe una
na colcha de lino gris. Sobre la cómoda, un reloj de pulsera de lujo, una billetera de cuero y un portarret
s, camisas ordenadas por color, zapatos lustrados. Todo indicaba que allí vivía alguien
quí solo un mom
ó, pero lue
staré en
ncomodidad creciente, como si algo en su interior le dijera que había un error en toda esa realidad. No podía decir que Valeria
ia. Había colocado fotos editadas en los lugares estratégicos: en el comedor, en la biblioteca, incluso en el pasillo. Había cambiado ropa interior en el a
inteligencia natural. Tendría que ser cuidadosa. Demasiado cuidadosa. U
entraba en la cocina, con una expresión más relajada, aunque sus ojos aú
el cajón de mi mesita -di
intió con
uy reservado. Siempre la llevabas c
ve
or un momento, el silenci
tó finalmente-. ¿Íbamos al cine? ¿
sorbo de té an
os tiempo. Pero hacíamos lo posible por compartir. Nos gustaban
que sabía de él. Marcos era reservado, poco so
o no recuerdo
bía tantas formas de responder, pero solo
A veces está en los gestos pequeños. No se grita. Se vive. Yo...
No sabía si era culpa, presión o so
ró-. No debe se
esó ella-. Pero
Luego se p
sar un poco. ¿
¿Te ll
gra
yarse contra la encimera. No sabía si había sido convincente, pero había avanzado. Estaban solos en la casa. Nadie más
un poder
na responsabil
u farsa, más profundo caía
... terminaría creyén