Empezar de nuevo
utos que duró el trayecto, desde Willow Hills hasta su apartamento en For
se estiró bostezando mientras miraba por la ventanilla, sintiéndose extrañamente avergonzada por haberse quedado dormida
mida en el asiento trasero del auto de un desconocido, especialmente cuando
rezando por no haberlas abierto sin darse cuenta mientras dormía. Ir en plan comando no er
ía intentar resolver el misterio que rodeaba la desaparición de su ropa interior. No la había encontrado en el bolsill
cho raro que robaba ropa interior femenina y la guardaba como
n de Liam, junto a una puerta de vidrio esmerilado que supuso que conducía hacia el baño, debía estar lleno con miles de p
Crush, ¿qué clase de diabólico espíritu la habí
ro con las manos mientras su cabello castaño
e, el chofer, taladrándola con la m
e no, no estaba bien y, después de lo
ada en la pantalla de su celular, al tiempo que le lanzaba una son
bía que las preguntas que la aguardaban serían inevitables, a juzgar por la forma en que había explota
le indicó a Jude, señalando una concurri
irándose en su asiento, con el
sitaba eran montones de carbohidratos. Muchos. Y probablemente ech
estrellas!", le recordó Jude mie
uada en la esquina de la calle 5 y la avenida Main, E
endo de un lado a otro para cumplir con sus ocupaciones del sábado por la mañana. Los vendedores callejeros empujaba
s a la última tendencia de la moda y vistosos jardines en las azoteas. Un corazón artístico e independiente encontr
la cola de la panadería, anticipaba ya la manera en que
honoríficos para respaldarlo, mudarse a Forrest Creek le pareció una decisión sensata en ese entonces. A pesar de que ellas soñab
ra niños, los sueños de Lydia como actriz no habían despegado todavía. Aunque sus bl
ek Times, que no era más que un boletín glorificado, disfrazado de periódi
crear el postre que revolucionaría al mundo culinario, co
jar el costoso ático de sus padres en Rock Castle para mudarse con sus amigas. De haber seguido viviendo bajo su techo, esa mañana habría tenido que enfrentarse con algo más que con la Santa Inquisi
ía agotado, con la excepción de los panecillos de salvado. Como estaba deprimida, debía atiborrarse hasta desmayar y e
e un pan, el cual le duró las tres cuadras que la s
as que discretamente le entregaba una caja de aspecto poco llamativo. Y aunque no había nadie más aparte de ellas, Drew, como lo indicaba la etiqueta que llev
a obtener mejores resultados", explicó la chica con seriedad y sus ojos color verde
empo que le entregaba su tarje