Amor Prohibido: Mi Tío Secreto
onvirtió en un borrador de lo que debía ser, una existencia prestada
ida en su propio mundo de eventos sociales y obr
o llenó ese vacío con u
sonrisa que podía desarmar a cualquiera, era carismático, seguro de sí mi
aprobación en cada boleta de cal
matemáticas y escuchaba mis problemas adoles
fantil se transformó en algo más profundo, un am
nco, la casa estaba llena de gente importante,
de mi tía, hasta que sus ojos se encontraro
seña para qu
divirtien
mullo grave y cál
con la
nfesé. "Es dem
nuina, no la que usaba pa
dijo, inclinándose un poco.
estudio, un santuario de cuero
do de la fiesta se convir
voz temblando ligeramente mientr
lo antiguo que había c
dedos rozando emento, la forma en que me miró me hizo
aci
i brazo, enviando una corrient
te a todos ellos", susurró,
valentía y desesperación, me
rtara, que me regañ
viéndome el beso con una inte
perado y todo lo
mos, apoyó su fre
fuera una pregunta y una respuesta al
, respondí, aferrán
jándola suspendida en el aire, una promesa vaga y p
tación y se quedó hasta que m
mundo, convencida de que nuestro
nte, la casa est
ido a un retiro
ontrar a Alejandro, esperando co
cina, hablando por t
vio
un tono divertido que me heló la sangre. "Isabella
pausa, es
rio, y esa risa fue como un golpe en el estómago. "Era necesario, Isabella necesit
do se
a de un rompecabezas horr
u cumpleaños, sus palabras.
erram
para recuperar a su
uerta, escuchando cómo se burlaba
udo que por un mome
la cocina, fingiendo
isa encantadora de siempre,
días, do
me tendió un
"Para que te compres alg
n dedos te
grandes, una cantidad de dinero q
galo de amor
ación por m
trato y asegurarse de q
ón tan intensa que quise gritarle, ab
aña calma se
nreí, una sonrisa vacía
i voz sonando sorprendentemen
claramente aliviado po
nstante, la niña ingenua que
ó algo nuevo, alg
a, me comporté con una
o vi una película a su lado en el
te trabajaba a toda vel
silencio,
y callada hoy", preguntó en u
encogiéndome de hombros. "La fie
o, volviendo su ate
ya no es
distancia, en un futu
ruir sobre las cenizas de la humil
a no era s
aba des