El Renacer de la Reina
ilidad más explotable. Le encantaba rodearse de belleza, de talento, de cualquier cosa que reflejara su propio supuesto brillo. Valentina lo se
crear el caos que yo planeaba. Necesitab
ás piezas. Más com
ino a servirme el té de la mañana. Llevaba un vestido de seda de mejor calidad y un b
de su agrado», dijo, su voz
blemente. Tomé un sorbo. «Te veo muy bien. Pare
onrojó, c
es muy gene
o. El príncipe valora la lealtad, pero también admira la cultura. Le encantan la música y la poesía.
egar por los afectos del príncipe. Un mapa que la llevaría directamente a un
a. Se lo agrade
éxito», dije, con la sonrisa
de confianza a la capital con una bolsa de oro y una nota para el dueño de la casa
ocar el laúd. En mi vida anterior, escuché rumores de que un ministro del gobierno casi lo pierde todo por ella. Era as
ue una dama noble, anónima, deseaba tener música en vivo en sus aposentos
palacio, "casualmente" escuchó el sonido más exquisito de un laúd p
, su curiosid
s cuerdas del laúd. La escena estaba perfectamente montada: la luz del atardecer
edó cautivad
Se quedó en el palacio, instalada en una
irada a Elena, quien intentaba torpemente citar un poema que obviamente había memorizado la
a Laura. Es una artista de un talento sin igual. Se quedará con noso
s inteligentes y evaluadores. Supo de inmediato
eí cáli
lacer tenerla con nosotros. Espero q
copa que sostenía. Ele
iezas se movían. Y yo, la reina, me retir
e importaba: proteger al verdadero heredero. El caos en el palacio era mi escudo, el ruido de sus pele