Mi Odio No Desaparecerá con Muerte
de mi muerte, ni
osió sangre por años y vio a nuestro reino
io de mi juicio póstumo, un espectáculo macabro donde
vez amé más que a mi propia vida, juró
n, se unieron al coro de odio, desenterrando mi ataúd con una bandera
on, no por descansar en paz, sino
qué mis propios padres, aquellos que debieron prote
je de mi exilio, buscando
r, no me enco
niña que nadie sabía que existía, acunando m
tiras, la arrojó sin piedad a una p
da en el horquilla de madera de mi hija, sin
ro nadie
eaban a mi hija, la ma
premo de amor y sacrificio, activó el Testimonio de Sangre, un hechizo que
por los suyos, encontró la redención a través de un