El Circo de la Infidelidad
n uno de los hoteles de lujo de mi familia. Las maletas estaban junto a la puerta de nuestra enorme casa en Las Lomas, y yo, Sofía, me sentía flotar en
creerlo, surgió una
preocupada. Sentí un
, Mateo? ¿E
dice que es grave, tengo que irme a Toluca ahora mism
pación en la voz de Mateo era contagiosa. Mi decepción por
Ve con ella, la familia es primer
quí. Yo te mantengo
cido, reemplazada por una extraña inquietud. Algo no cuadraba. Hacía más de un año que la madre de Mateo había muert
am, sin saber muy bien qué buscaba. La página de Mateo estaba limpia, como siempre. Pero entonces recordé a Elena, la niñera que habíamos con
tro de la imagen, sonriendo de oreja a oreja, estaban Mateo y Elena. Él la abrazaba por la cintura, con una familiaridad que
alón de
ar de eso, mi esposo estaba celebrando el cumpleaños de la niñera, usando una mentira grotesca sobre su mad
Se veía radiante, feliz. Y Mateo, mi esposo, la miraba con una adoración que yo no había visto en su rostro en mucho tiempo. No había duda alguna. La emergencia no era en Toluca. La emergencia estaba ocurriendo en mi