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Ya Estoy Casado, Princesa.

Capítulo 2 

Palabras:1130    |    Actualizado en: 04/07/2025

r, no podía dormir. La imagen de Sofía yéndose con Diego se repet

a que Sofía amaba a su caballo, un semental blanco llamado

n el establo, sola. O

a sombra de una columna, la observé. Estaba cepilland

los compartimentos más oscuros,

inas, prima? S

, como si no supier

, c

s manos en sus hombros. Vi a Sofía tensarse po

lo suficientemente alta para que yo la oyera. "Fue lo mejo

¿Poner distancia?

e las

of

a de Sofía palideció al verme. Diego

. ¿Qué haces

o y me concen

ños. Te esperé todo

. Se mordió el labio, un gesto qu

e me olvidó por completo. Diego t

dizando mi voz. "¿Olvidaste nuestro día? Llev

spetó ella, a la defensi

que ahora prefieres la compañía de tu pr

delante, interponié

campesino. Le estás ha

ando a mí primero", re

el silencioso establo. "Miguel Ángel, lo siento. E

lpa, sí, pero también había algo más, una agitación, una confusión que

te. "Está bien,

. "Gracias. Mañana, después de mi

rfe

opló a nu

o me voy. Tengo asuntos importan

de desprecio en mi dire

ntenté tomar la mano de Sofía,

, dijo, volviendo a su ca

i una súplica p

Mañ

ía dado un resquicio de esperanza, pero su frialdad, la forma en

e fuera con un día de retraso, se rompió por primera vez. Me fui a mi pequ

erta. Dentro había un libro de tácticas militares, uno muy

. Con cari

estaba estresada. Quizás la presión de la corte

cademia. Era mi única oportunidad de ascender, de demostrarle

n cada vez más escasos y breves. Siempre estaba ocupada, si

enes, que después de que ingresara a la

mí sabía que me

s con la puntuación más alta. Cuando le di la noticia a

uel Ángel. Sabía

rdad? Ahora tu padre tend

aso a paso, Miguel Ángel.

rutal, estudio hasta altas horas de la noche y una competencia feroz con los hi

o, y cuando lo hacía, era en compañía de otras damas de la corte o de

sfuerzo sobrehumano, de soledad, de aferrarme a la imagen de una promesa infantil. Yo

la a solas, recordarle nuestro sueño, a

ien se interponía. Una recepción, un baile,

ogré acorralarla en uno de los pasi

avor. Necesit

su alreded

n buen momento

tí, mi frustración creciendo. "¿Q

sotros. Ella abrió la boca para responder, pero

a buscando. Tu pa

ue irme", dijo rápidamente y se

sensación de pavor. La graduación, el día que se suponía que sería el inicio de

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