Me Arrepiento de Haberte Amado
ron a Arturo a un poste de piedra, con la espalda desnuda expuesta a la fría noche. Isabel
ápice de compasión. "Por atacar a un homb
cruel? ¿Tan ciega? El hombre al que defendía acababa de destruir un te
a orden,"
lda. Arturo apretó los dientes, negándose a gritar. Cada golpe era un recordatorio de su hum
la sangre se mezclaban en su espalda, pero su voluntad se mantenía intacta. Cuando
Capitán?" preguntó Isabe
nte. "Solo me arrepiento de hab
eado. Furiosa, se dio la vuelta y se fue, seguid
suelo, un par de brazos firmes lo sostuvieron. Era Felipe, su leal a
, con lágrimas en los ojos al ve
temblorosas pero expertas, comenzó a limpiar las heridas. Cada toque era una tortu
muró Felipe, su voz llena de rabia imp
uro, su voz apenas un susurro. "Ma
uiente, justo cuando se preparaba para montar a cabal
Isab
el paso. "No es bien r
dijo ella, y entr
a vio las vendas manchadas de sangre que cubrían su espalda. Por un momento, u
tirte," dijo,
ró. "¿A advert
un artista. No está acostumbrado a tu tipo de violencia. Si vuelves a ponerle una mano
Ella no había venido a disculparse, ni siquiera a v
preguntó él, su voz
or su frialdad. "Solo
us ojos estaban oscuros, muertos. "Entiendo que tu mundo gira en torno a él. Entien
abrocharse la camisa, cada m
tengo una guerra a la que
el hombre que la había amado incondicionalmente, el hombre cuya propuesta d
pasos, se fue el último vestigio de amor que sentía por ella. Su corazón, que había sido hu
punto de salir, un mensajer
a su presencia en la cena de esta no
ceño. ¿Qué querí
insistió. Dijo que sería una buena oportu
nueva humillación pública. Leonardo, con el apoyo de Isab
arse. Era una