ÍTU
lla Sa
ser mi
canto: la música suave acunando el ambiente acogedor, la atención impe
la mía, un suave tirón que me acercó hasta colisionar suavemente contra su p
sación desconocida; sus labios eran tan suaves que, casi al instante, me encantaron. No quería que ese contacto terminara. Se separó len
lencio con una
stir la tentación de probar tus labios. - Se le nota lo averg
amientos se atropellaban, pero una certeza brillaba con fuerza: me había gustado,
-dije con una sonrisa tímida, su
oncertado. Lo siguiente que dije no tení
ejillas es adorable
mpañía. Me gustó descubrir esta faceta tuya fuera de la oficina -expres
zó una sonrisa encantado
po también, ver otra versión de ti, Antonella, la mujer más allá de la asistent
eer lo que me estaba
mi mano. Volteé a verlo, mis ojos se clavaron en lo
un rato? ¿En otr
y asentí en silencio. Él sonri
, c
r el auto. Entró y puso el coche en marcha. No sabía nu
udad pasaban como destellos en la oscuridad. Yo estaba inmersa en mis pensamientos, re
. El silencio era cómodo, casi cómpl
ega
. No me había dado cuenta
ije, con un to
Va
n suave clic, que supuse era el seguro o la alarma, y sin soltar mi mano, me guio hacia un par
sta maravillosa. Me gusta m
una oleada de nerviosismo me recorrió. Noté que nuestras manos seguían entrelazadas; eso explicaba su
arte que esta noche ha sido lo más hermoso que me ha pasado en mucho tiempo. T
ni qué hacer. ¿Me besaría de nuevo? Me quedé inmóvil, porque, a quien quería engañ
rgado de un deseo latente, me embriagó por completo. No quería que se detuviera. Sus labios eran tan suaves... no podía
ecer, leyó mis ojos o mis pensamientos. Colocó sus manos alrededor de mi cintura, atrayéndome hacia él. Mis manos se posaron sobre su pecho. Miró mis l
repentino, mi corazón latiendo a una velocidad vertiginosa, un ligero dolor punzante en el vientre, una
ondo y vi un atisbo de vergüenza en los ojos de Emiliano. N
stan de ti... tus besos -dijo con una sonrisa
ió mis mejillas ante
s" pasan al primer lugar de mis favoritos, y tú
toy. Me haces muy feliz. Tenía mis dudas, l
ano. Todo esto es nuevo para m
lo h
vió en sus brazos, y me hundí en su pecho, inhalando su perfume embriagador.
dí suavemente su labio inferior y lo chupé, provocando un gemido ahogado en ambos por la i
adres. ¡No quiero darle a tu madre nin
á. Mi padre es más reservado, pero es un buen hombre y justo. Una vez
mi mano y la apretó suavemente. Emiliano era parco en palabras, pero cuando hablaba era dir
e aceptarán c
é, sorprendida-. ¿A
Somos de clases sociales muy diferentes?! ¡Yo no pertenezco a tu
rilla y detuvo el auto. Se giró hacia mí, acer
por separado? Primero me presento con tus padres, luego con los míos, y más adelante nos reunimos todos. ¿Qué te parece? En cuanto a la diferencia de clase social,
éndole con un apretón la seguri
Voy a conf
ra y en un santiamén es
a oficina -le dije, re
ñana, pri
ba a tocar, mi madre la abrió. Volteé a ver y Emiliano
ndome feliz. Al parec
nte en tu mirada: un brillo que no había v
o. Y sí, estoy contenta. La cena salió mejor de lo que imaginaba, y eso es mot
o podía acostarme sin saber que ya estabas
tes de entrar, le di un abrazo fuerte y le dije cuánt
cama. Cerré los ojos, pensando en él. Lo que había pasado esta noche entre nosotros era algo completamente nuevo para mí. No sabía qué dirían mis padres cuando se enteraran de que tenía novio. ¡No podía creerlo