Mil Veces Sí
as su mente trabajaba febrilmente en su plan de escape. Ocultar el embarazo era una tortura, cada mañana,
ito con el estrés de su "curso de diseño". Adrián, demas
la cena, él mencion
un tono de admiración que Elvira nunca le había oíd
an un cuchillo en el corazón, p
rián," respondió, su
respuesta. "Es bueno ver que estás madu
idea de la tormenta que se gestaba dentro de ella, no veía que su "niña" ya había tomado la decisión de romper sus cadenas. E
nica, un lugar anónimo y frío. El olor a desinfectante le revolvió el estómago. Llenó los formularios
ente sola y asustada. Se recostó en la camilla, mirando el techo blanco mientras el médico le e
a, el sonido estridente de su teléfono
upo que no podía ignorarlo, él se preocuparía y emp
ías que te mandara a buscar para cenar esta
él solo pensaba en la cena. Se mordió el labio con fuerza para no sollozar, el dolor f
ó, su voz tensa. "No te preocupes por mí,
do. Pórta
lágrimas que había estado conteniendo finalmente
no solo en su vientre, sino en su alma. Ya no había bebé, ya no había lazo de sangre que la atara a Adrián. Se sentía destrozada, pero en