Venganza Silenciosa: El Padre Roto
ja y púrpura, Armando se preparaba para irse. Sostenía con fue
ces cuand
fí
ñía a su figura, su cabello perfectamente peinado, su maquillaje impecable
taba
, aunque todavía en una silla de ruedas. Y corriendo delante
a a cara cerca de
aneció y fue reemplazada po
onios haces aquí? ¿
endiente. "Tranquila, mi amor. Probable
voz plana, sin emoción. Sostuvo el dinosau
ltó una
voy a caer en tu jueguito de que Miguel está muerto? E
comenzó a hervir en e
ando ligeramente. "Llevas un vestido rojo brillante. Mi
ú eres el que está montando una escena! ¡Estás tratando de hacerme se
a Sofía y se escondió detrás de sus pier
este señor raro?"
es nadie importante, mi vida. Solo
No perdamos el tiempo con él. E
de madera que Armando llevaba colgada del cuello, debajo de la camisa. Había transfer
señalando la urna. "¿Otro d
zó y tiró de la cadena. La cadena se rompió. La pequeña
ises de Miguel se derramó s
escapó de los l
NO
adamente de juntar el polvo sag
pletamente loca!" gritó,
ia. "¿Cenizas? ¿De verdad llevaste sus supuest
iendo la angustia de Armando,
oso!" gritó el niño. "¡Y que quie
su dolor transformándose
, empujando a Arm
e hables as
do a Ricardo con toda su fuerza. La sil
ausa de todo esto!"
ro, perdió el control. Se lanzó
reves a toca
o, agarró a Armando por los brazo
en, Ricardo!"
, que luchaba impotente. Una idea monstruosa cruzó su me
s de su hijo del suelo. Cenizas
garró la mandíbula y le a
ojos brillando con una luz demencial.
las cenizas
u garganta, su alma. El horror de lo que estaba sucediendo era