Las 99 Promesas Borradas
iversario de bodas, S
llín, el que ella había elegido. Sobre la mesa, el regalo qu
fía nun
una historia: Sofía, con una sonrisa radiante, estaba en una comuna en las afueras de
apoyando el verdadero arte.
cío frente a mí. El mesero se acercó varias veces
diseñamos juntos, subí al desván. Allí, en las vigas de madera del techo
te dejaré solo en n
to y deliberado, borré sus palabras. E
mesa desapareciera,
de vuelta de una reunión cuando un ataque de asma me cerró el p
etera a las afueras.
te muevas", dijo ella,
a después, me
con esta humedad se siente peor. Le voy a llevar un inhalado
ntía solo, abandonado en una carretera inundada, mientras
emblando de frío y con el miedo to
36: "Siempre cuidaré de
que la mader
ue él llamaba "arte burgués", Sofía descolgó el cuadro de Botero que colgaba en nuestr
nco que Leo había garabateado con s
basura gorda y complaciente que tien
or a disolvente
as esc
remos siempre lo que
ré con
galería. Él era uno de los artistas emerge
para ricos", le dijo él,
lama. Sofía, acostumbrada a tener todo lo que qu
r en los lugares que él frecuentaba. Se olvidó de mí, del hombre p
e: el reloj de bolsillo de oro de mi abuelo. Era la única herencia qu
que recuperarl
es vio a Leo, trabajando como mesero
dente. Sofía vio su mirada. En un acto de pura ostentación, empezó
reloj y, delante de toda la él
a ti",
te lo dije, no me interesa t
a vuelta
uió hasta la terraza, con vistas al río Mede
a Leo, que seguía dándole la espald
al, lanzó el reloj
Recordé la noche en que Sofía me propuso matrimonio en esa misma terraza, pro
a que mis dedos rozaron endo, vi las redes sociales. Todos c
un pequeño soplete y quemé la promesa número 95:
negreció. Solo
me encontró sentado en el
lastimes", me d
, sin e
Si te rompes una pierna, tendré la excusa
empujó con fuerza. Caí por las escal